---VII----
Como fuego,
como ira incontenible,
como la última mirada.
¿Qué puede sentir un soldado,
cuando la futura desaparecida,
le ruega,
entre lágrimas y lamentos,
que la deje llamar a casa,
que quiere avisarle a mamá y papá
que la van a matar?
-----IX-----
Reconocer a alguien,
de por sí,
es tarea ardua,
¿o puede usted describirme
las cejas,
la comisura de los labios,
la dirección del peinado,
la cantidad de muelas,
los huesos atrofiados,
las pecas en las orejas,
de su madre
o de su hermano
o de su padre
o de su esposo
o de su mujer embarazada?
Pues a las madres,
a los hermanos,
a los padres,
a los esposos,
a las mujeres embarazadas
de los desaparecidos
les tocó.
Sorteando carbones,
oliendo trapos quemados,
analizando cenizas,
pudieron confirmar
que esa sonrisa
-tampoco-
era la de su ser querido.