Hace exactamente 15 días el país se conmocionó debido al terrible accidente que sufrió Egan Bernal. Se había venido a su casa en Zipaquirá, acompañado de la guardia pretoriana del INEOS, encabezado por Richard Carapaz, se preparaba para disputarle el Tour de Francia a los eslovenos Roglic y Pogacar. Sin embargo, mientras descendía por una carretera de Cundinamarca, chocó contra un bus a 150 kilómetros por hora. Los informes médicos eran preocupantes. Incluso después se supo que tuvo un 95% de probabilidades de quedar parapléjico. 15 días después lo vemos en esta foto en Instagram con su familia, incluso con la pierna doblada. Sin quejarse dice que en un año espera volver a competir.
Mientras esto sucede los futbolistas nuestros se parecen cada vez más a James. Rodriguez ha tenido desde el 2015 el peso de cargar con una lesión en los gemelos de la que no se puede recuperar. Le ha faltado la disciplina necesaria para tener una recuperación satisfactoria. No se compadece la comparación entre un deporte y otro. El fútbol recibe mucha más plata y atención ya que es una fiebre mundial. Por eso el ciclismo no reparte los sueldos que suele tener el deporte Rey. Sin embargo, sería buenísimo que los futbolistas tuvieran el coraje que tienen nuestros ciclistas.
Mientras acá hay excusas para todo cuando la selección pierde, los ciclistas colombianos soportan todo. Carlos Betancourt, en la Vuelta a España del 2019, terminó completamente destruido después de caer en una etapa que lideraba. Terminó de esta manera:
Rigoberto Uran, también en una Vuelta a España, se cayó y estuvo a punto de morir. Rigo sufrió perforaciones en sus pulmones por culpa de sus costillas rotas. Ni hablar de la vez que Lucho Herrera ganó para Colombia la tercera etapa del Tour de 1985 ensopado en su propia sangres después de sufrir una caída. La imagen le dio la vuelta al mundo: parecía Jesucristo después de la peor de las torturas.
El ciclismo es el verdadero deporte nacional a pesar de que durante veinte años el gobierno decidió no tirarle un solo peso a apoyar nuestro gran orgullo. La templanza de nuestros ciclistas, la valentía que exhiben en cada carrera es un ejemplo para todos nuestros muchachos. Con esfuerzo y disciplina, lejos de cualquier tipo de divismo, los frutos se dan. Y por eso estaremos ahí cuando Egan vuelva con todo. Lo logrará, claro que lo logrará.