El matoneo, también conocido como bullying, es una forma de violencia interpersonal que ha recibido atención significativa en los últimos años. Este fenómeno, inicialmente estudiado por el noruego Dan Olweus, no se limita a las escuelas; se extiende a diversos ámbitos, incluido el académico.
En el campo de la medicina académica, la competitividad en los escenarios de práctica clínica crea un entorno propicio para que el matoneo se perpetúe.
La asimetría de poder desempeña un papel crucial en este contexto, donde figuras académicas "importantes" o "superestrellas", carentes de humildad y nobleza (cualidades esenciales para cualquier médico), descargan su violencia sobre individuos de menor jerarquía con quienes interactúan, como una forma de demostrar su poder.
El verdugo es la persona que ejerce acciones negativas en el contexto de intimidación verbal y física; suelen ser personas con un comportamiento agresivo y violento. ¿Por qué actúan sin control ni regulación los verdugos?
Desafortunadamente, el matoneo académico no es un crimen, lo cual permite a los verdugos actuar libremente sin temor a sanciones. Una de las excusas aludidas por los verdugos es la mal denominada "exigencia académica", bajo el supuesto de que la utilización de medidas coercitivas estimula y favorece el aprendizaje en la formación de pregrado o posgrado. Por otro lado, se ha establecido que los investigadores en sus etapas iniciales son susceptibles de padecer matoneo.
Se ha propuesto también que el detrimento en la atención clínica por parte de los médicos podría tener alguna relación con el maltrato experimentado durante la formación médica de pregrado. Aunque pareciera que el matoneo no se presenta en niveles avanzados de la formación médica, se ha descrito inclusive en la formación doctoral, posdoctoral y entre investigadores de alto nivel. El matoneo no respeta a sus víctimas, y un verdugo puede estar más cerca de lo que podamos imaginar.
El matoneo es una situación peligrosa que genera un ambiente laboral tóxico para la víctima y las personas a su alrededor. Los efectos sobre la salud de la víctima no son pocos; las personas refieren cefaleas, trastornos de sueño e incluso intentos de suicidio.
Mientras el verdugo parece disfrutar de sus actos acompañado de su "comité de aplausos", el ambiente de zozobra que se genera conlleva a la alteración de la productividad laboral.
El silencio de la víctima, quizás por no tener suficiente apoyo y por temor a represalias, sumado a la complicidad de las instituciones que, para proteger su imagen, tratan de minimizar el matoneo, convierte esta problemática en un cáncer silencioso.
El verdugo continuará buscando nuevas víctimas y su "comité de aplausos" celebrará lo que representa una situación desmoralizante para la persona sometida al matoneo.
Se requiere más investigación sobre las implicaciones del matoneo en el clima laboral, el desempeño de médicos y estudiantes de medicina, así como el impacto sobre la salud mental de la víctima y del verdugo en Colombia.