La seducción, según el diccionario, es el proceso por medio del cual, de manera deliberada, se busca que el otro se comporte como su victimario lo desea. Involucra la atracción de los sentidos y tiene como objetivo la reducción de los miedos, prevenciones y en algunos casos de los estereotipos.
Descrito así, parecería un proceso complejo único y propio de los seres humanos por su desarrollo mental y cognitivo.
Pero no lo es. Con el fin de reproducirse, la mayoría de los seres vivos, en algún momento de su vida, usan el poder de la seducción para atraer a su pareja y lograr la supervivencia de su especie.
Entre animales se apela al uso de colores, olores, sensaciones, y sonidos. Las danzas, cantos, y diferentes ritos que demuestren fuerza y dominio son algunas de las técnicas que se utilizan.
Pero nada como lo que realiza el pez japonés globo. Según se descubrió en 1995, este simpático pececito, que hasta entonces había pasado desapercibido entre la comunidad de científicos por su falta de gracia y sus colores opacos, es hoy en día uno de los conquistadores más populares del océano.
Durante el periodo de ovulación y usando las 24 horas completas de cada día durante entre 7 y 9 de ellos, se dedica a pintar en la arena un decorado disco que puede llegar a medir casi 2 metros de diámetro.
Y no es un círculo cualquiera. Las figuras que construye con el movimiento rítmico y ordenado de sus aletas se componen de patrones perfectos con hendiduras y medidas matemáticamente estudiadas que permiten después a la hembra –si esta lo desea– dejar sus huevos en el centro para que luego puedan ser fertilizados.
Además de la creación de esta figura, el maravilloso pez la ornamenta con pedacitos de conchas y otros residuos marinos que lo diferencian por sus colores y texturas.
La obra de arte además, es construida bajo la presión de diversas corrientes que al parecer su autor conoce perfectamente. Algo que además de artista lo convierte en ingeniero.
Según los científicos que han estudiado la construcción de estas maravillas, el centro de estos círculos son los lugares de menos presión y movimientos del agua. La idea es que la hembra se sienta tranquila de dejar los huevos menos expuestos a las corrientes y depredadores.
Aún no se puede asegurar cuáles son los factores que influyen en la decisión de la hembra. Lo que es claro es que el macho no escatima esfuerzos en cuento a decoración y precisión para hacer de su círculo el más atractivo.
Pero si me preguntan a mí, más allá de la apariencia, lo que realmente influye en la decisión, es la seguridad y confianza que esta obra maestra despierten en la hembra.
Así es. El poder de la seducción.