¿Podemos prevenir totalmente el cáncer?
Opinión

¿Podemos prevenir totalmente el cáncer?

La Hidra del Cáncer y el cáncer de la hidra

Por:
septiembre 19, 2014
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No podemos prevenir en su totalidad esa compleja realidad biológica que llamamos “cáncer”. Cáncer entre comillas pues deberíamos decir con mayor precisión: no podemos prevenir todos los cánceres, en plural y distintos, en todos los seres humanos.  El “cáncer” no es una sola cosa “que da” en distintas partes del cuerpo y “se riega” como frecuentemente se piensa.  Los tumores malignos son una realidad de nuestra larga vida como especie e individuos.  Si vivimos lo suficiente todos desarrollaremos distintas neoplasias malignas por diferentes causas y con distintos pronósticos.

Un adulto de 40 años puede tener tres o cuatro cánceres al mismo tiempo. Unos progresan, otros desaparecen.  Quizás la persona se muere por otra razón y nunca serán diagnosticados. La probabilidad de diagnosticar cáncer a una persona durante su vida era del 25 % en 1975.  Hoy ha subido al 45 % (www.cancerresearchuk.org). Probablemente se estabilizará alrededor del 50 %: 1 de cada dos seres humanos lo sufrirá durante su vida.  No es que “haya más cáncer” sino vivimos más tiempo y las neoplasias malignas son más frecuentes en adultos mayores.

De todas maneras los expertos afirman que cuatro de diez cánceres podrían prevenirse de distintas maneras.  Primero, cambios serios en nuestro estilo de vida: no fumar, beber menos alcohol, menos exposición solar.  Segundo, cambios en nuestra alimentación: perder peso, aumentar la fibra en nuestra dieta. Tercero, detección temprana con citología, mamografía, colonoscopia. Por último estamos aprendiendo, a pesar de estridentes controversias, que las vacunas contra agentes como el HPV evitan cánceres tan comunes como el de cuello uterino, ano, pene, garganta. A quienes y cuándo se recomiendan unas u otras medidas no es pregunta fácil.  Pero debemos discutir esa difícil decisión con civilidad y cabeza fría.  Dejemos atrás la fantasía paranoide sobre un grupo de científicos y médicos locos haciendo daño porque sí.  La realidad biológica del cáncer es compleja y necesitamos la opinión de expertos para tomar decisiones sensatas.

Las emisoras de la radio pública en Estados Unidos (NPR, agosto 21, 2014) transmitieron un reportaje que nos enseña mucho sobre la dificultad de la guerra contra el cáncer. Desde 1971 el gobierno norteamericano estableció programas legislativos con ese propósito.  Se han gastado hasta ahora 90.000 millones de dólares y están lejos de encontrar la mítica cura del cáncer.  Algunos piensan que el problema está en que se ha privilegiado el tratamiento sobre la prevención. Las grandes empresas del llamado complejo médico-industrial argumentan que la investigación de nuevas drogas oncológicas y vacunas es cada día más costoso.  Pero quizás la dificultad es más profunda: lo que llamamos cáncer, el desarrollo de neoplasias malignas, está tan involucrado en la evolución misma de la vida de animales multicelulares como nosotros que jamás podremos librarnos de él.

Ese es el punto de vista de investigaciones recientes (Domazet-Loso et al. Nature Communications5: 4222, junio 24, 2014) sobre el desarrollo de cáncer en especies tan primitivas como las hidras. Estos organismos multicelulares son muy simples estructuralmente. Solo tienen dos capas de muchas células: el ectodermo cumple funciones de defensa produciendo moléculas tóxicas contra presas o enemigos y el endodermo, en forma de tubo, absorbe lo que su metabolismo requiere.

Desde la antigüedad se conoce que si separamos la hidra en fragmentos más pequeños cada fragmento puede formar otro organismo nuevo. Esta habilidad es la base del mito del Segundo Trabajo de Hércules: terminar con la Hidra de Lerna, un monstruo a quien crecía otra nueva cabeza cuando se le cortaba una. Es sorprendente que estos recientes experimentos muestren como las hidras, especies animales muy sencillas, pueden desarrollar tumores. Y es casi poético que estos estudios se hayan hecho en hidras como aquella monstruosa que eliminó Hércules con su hermano en la leyenda clásica.

Esos animalitos primordiales tienen todas sus células realizando mitosis repetidas y de ahí su gran capacidad regenerativa.  La información genética que permite la replicación descontrolada de células que llamamos cáncer o nuestra incapacidad para controlar este proceso ya está en el ADN de las células de la hidra. Ellas pueden desarrollar cáncer como nosotros. La Hidra del Cáncer nos ha acompañado desde entonces y nos acompañará por mucho tiempo en nuestra evolución.

Termino citando literalmente al Dr. Bosch, uno de los autores del artículo: “Desde el punto de vista médico nuestro estudio muestra que no podemos, como organismos biológicos, evitar errores genéticos. Han ocurrido siempre durante 560 millones de años y seguirán durante nuestra evolución. La medicina, la bioquímica y la biología celular deben trabajar muy duro para intentar prevenir el cáncer pero cualquier animal puede desarrollar neoplasias. Es una propiedad intrínseca de nuestra compleja maquinaria bioquímica y no podemos prevenirlo completamente”. Las hidras y sus tumorcitos nos demuestran que estamos lejos de controlar la Hidra del Cáncer.

 

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