Las calles de Brasil por donde seguramente pasarán los flamantes buses que llevarán a las selecciones a los estadios han sido testigas de serias y complicadas manifestaciones que muestran un gran rechazo de la población hacia este evento. Hoy más que nunca en Brasil existen tantos indignados como opositores que sostienen que allí no debiera celebrarse la copa del mundo.
Y es que para nadie es un secreto que realizar un mundial es asunto que demanda, tanto voluntad y participación del pueblo como exagerados recursos del Estado que, en el caso de Brasil 2014, han sido destinados a mejorar la infraestructura de estadios, reformas de aeropuertos, arreglo y pavimentación de vías, señalización con algunas traducciones y aumento del pie de fuerza para un evento que no durará más de un mes.
La organización de toda esta fachada, que tiene como fines un buen recibimiento de los turistas extranjeros amantes del fútbol además de ‘atraer inversión extranjera’, esconde toda una serie de excesos, corrupción y derroche que hacen de este uno de los mundiales más polémicos.
Mientras escuelas y hospitales aparecen como abandonados hay estadios que, según informan varios portales, presentan escandalosos sobrecostos de hasta un 150% debido a la mala planificación que pareciera hecha a propósito, sin embargo, tales construcciones siguen recibiendo los multimillonarios recursos para su restablecimiento dejando en claro que la prioridad es la inversión del espectáculo y olvidando que los problemas de desigualdad, empleo, salud y educación se presentan en los alrededores donde se jugarán los partidos (la pobreza, falta de oportunidades e inseguridad en Brasil no son temas exclusivos de quienes habitan en las favelas, así lo han demostrado las recientes protestas).
Pero no solo es el caso de la exagerada inversión en espectáculo y los sobrecostos en la reparación estadios que molesta a muchos de sus habitantes; el asunto va más allá.
Ronaldo, exfutbolista y una de las banderas insignia de esta copa del mundo sostuvo en entrevista para el diario 'Folha de S.Paulo' que la gran cantidad de reformas que se prometieron con la llegada del mundial no se podrán ver próximamente ya que, según afirmó, ‘‘solo el 30% [de las obras previstas] serán entregadas para el Mundial’’.
Siendo las cosas de esta forma, los retrasos, la desorganización y mala planeación de la copa del mundo le han pasado una factura de enormes costos a la sexta economía más grande del mundo; esto sin contar el desprestigio al que ha sido sometido el país carioca.
En octubre se celebrarán nuevas elecciones presidenciales en ese país y hay muchos que vaticinan que la enorme factura del mundial le será cobrada con intereses y en las urnas a la actual presidenta Dilma Rousseff, sin embargo, el fracaso del mundial no solo podría atribuírsele al gobierno, pues sería trágico e 'injusto' que con lo que se ha invertido solo ruede la cabeza de Rousseff.
@_nicosuarez
