Pobreza y desigualdad en América Latina: el caso colombiano

Pobreza y desigualdad en América Latina: el caso colombiano

La acumulación originaria de capital, proveniente del despojo violento y la adquisición de tierras con dineros ilícitos, explica la alta concentración y control de la propiedad

Por: Juan Pablo García
abril 27, 2018
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Pobreza y desigualdad en América Latina: el caso colombiano
Foto: Archivo El Nuevo Siglo

Diversos enfoques desde la Economía Política y desde posturas ideológicas buscan dar respuesta a las causas que originan la pobreza extrema en América Latina, en general se evidencian consensos acerca de la necesidad de luchar contra este fenómeno desde la implementación de políticas económicas sectoriales que incluyan fuertes inversiones sociales y programas de generación de empleo dignos por parte del Estado.

No obstante la pobreza sigue creciendo, dado que es una consecuencia del proceso de acumulación capitalista cuya ley económica fundamental es la obtención de plusvalía, lo cual ocurre sobre la base de trabajo ajeno. Esto trae como resultante una creciente polarización social a la vez que se produce la valorización del capital, y fue explicado por Carlos Marx, desde la segunda mitad del siglo XIX, al plantear la Ley General de la Acumulación Capitalista, en su obra cumbre El Capital. Crítica de la Economía Política.

En palabras de Marx en el tomo I del Capital la contradicción entre acumulación-pobreza se expresa de la siguiente forma: “… Esta ley determina una acumulación de miseria equivalente a la acumulación de capital. Por eso, lo que en un polo es, acumulación de riqueza es, en el polo contrario, en la clase que crea su propio producto como capital, acumulación de miseria, de tormentos de trabajo, de esclavitud, de despotismo y de ignorancia y degradación moral”, (Marx, 1965, pág. 589).

De este modo la lucha y superación de la pobreza en la mayoría de los países latinoamericanos en términos de las causas estructurales que la originan, está directamente relacionada con los cambios fundamentales que el sistema de relaciones sociales de producción impone en la relación capital-trabajo, lo que por tanto significa cambios en las relaciones de propiedad, es decir, en la naturaleza de como los individuos acceden a los medios de producción y a las condiciones de su reproducción social en el sistema económico.

La Cepal en sus informes sobre panorama social en el 2017 precisa que la pobreza en América Latina aumentó en el 2016 y alcanzó al 30,7% de su población (afectando a 186 millones de personas).

Siguiendo el mismo informe de la Cepal se evidencia que la pobreza y la pobreza extrema, tiene una más elevada incidencia entre niños, niñas, jóvenes, mujeres y la población que reside en áreas rurales. En 2016, la pobreza afectaba al 46,7% de los niños y adolescentes entre 0 y 14 años y la extrema pobreza al 17%. En el caso de los jóvenes de 15 a 29 años esas cifras eran de 31,1% y 9,5%, respectivamente.

En Colombia de forma particular, la acumulación originaria de capital, cuya característica particular es el despojo violento y la adquisición de tierras con dineros ilícitos, son fenómenos convergentes que explican la alta concentración y control de la propiedad territorial en manos de mafias armadas, que acumulan tierras con el objeto de afianzar la economía criminal del narcotráfico y de esta forma victimizar y someter a la población de las zonas rurales, lo que se traduce en desarraigo, negación de oportunidades de desarrollo del capital humano, limitaciones de acceso a los programas de protección social, dando lugar así a la exclusión social y pobreza extrema entre la población víctima de este fenómeno.

Si consideramos el enfoque multidimensional de la pobreza utilizado por el Dane en términos de variables como trabajo, educación, salud, servicios públicos, vivienda, niñez-juventud, se encuentra que al 2016 la pobreza cobijaba al 17,8% de los colombianos (aproximadamente 8 millones de personas), que frente al 2015 registró una breve mejoría situándose en aquel año en un 20%.

De otro lado el índice Gini que mide la desigualdad de un país, donde 0 presenta la perfecta igualdad y 1 la desigualdad, pasó de 0,522 entre 2015 a 0,517 en 2016 en el total nacional con una leve mejoría, lo que sí se constata es que la desigualdad en la distribución de los ingresos a nivel de la renta nacional es altamente concentrada, como se observa en estos indicadores.

En este contexto surge la siguiente pregunta: ¿por qué no se reduce ostensiblemente la pobreza y desigualdad en Colombia? Y en tal sentido, ¿de qué forma conspiran en contra de la tan anhelada paz y reconciliación en un país como Colombia?

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