Llevaban un año pero, a punta de mentiras, John Poulous había convencido a la hermosa Valentina Trespalacios, 13 años menor que él. No le había hablado de su vida mediocre en los Estados Unidos, con una esposa y tres hijos. Le pintó parajitos en el aire. Esa doble vida, que tenía en Colombia, le costó trabajo mantener. Por eso pedía colectas para poder seguir con sus rumbas. Había prometido comprarle a ella y a su familia una casa en Colombia. Ya tenía listo un apartamento en Bogotá. La idea era venir al país y quedarse a vivir con Valentina. Pero los celos fueron haciendo mella. Los celos y las mentiras. Le metió incluso un investigador privado. Las amigas de la DJ, a medida que pasan las horas, dan más detalles.
La mamá de la música afirmaba que el hombre había sido muy cálido con ellos. Que decía que, a pesar de sus orígenes humildes, los sacaría de donde estuvieran y les daría las garantías que jamás hubieran recibido. Les dijo incluso que ellos no tendrían nada que temer que él sería el sostén.
Pero todo esto no eran nada más que palabras. Él tenía una familia en su pais, pertenecía a una iglesia cristiana y además era medicado. En la audiencia apareció que el hombre tenía que tomarse diariamente un medicamento para ser funcional. La familia de Trespalacios sigue esperando justicia. Ellos están respaldados por el abogado Miguel Ángel del Rio. Mientras tanto la defensa de Poulous está buscando la manera de salirse del abrazo de la justicia alegando que se cometieron muchas irregularidades durante la captura.