No se nos haga raro que las fuerzas extremistas del comunismo utilicen nuevamente a las organizaciones sindicales en el mes de noviembre para realizar un nuevo paro nacional, siguiendo la consigna insensata de que “el paro no para”, y hay motivos para pensarlo, pues la campaña electoral estará en pleno furor en ese mes. Si recordamos que los comunistas históricamente han sido expertos en impulsar huelgas en vísperas electorales, esta vez no será la excepción; por lo que el sindicalismo democrático debe estar alertar para no dejarse manosear por los grupos marxistas, que no los mueve la lucha por el bienestar de las masas, sino intereses políticos partidistas, como ocurrió con el paro iniciado el 28 de abril debido a que lo que pretendían las fuerzas totalitarias mediante el vandalismo y el terrorismo era tumbar al presidente Duque.
A esto hay que agregar que es un ultraje al pluralismo sindical la manera como los extremistas maquinan en contra de la democracia. Primero utilizando al sindicalismo para que convoque a las protestas, para después desconocerlo diciendo que no los representa y ulteriormente afirmar que los traicionaron, lo que es un contrasentido porque solamente existe traición cuando hay pactos o acuerdos, pero si desconocen al sindicalismo, de ninguna manera puede haber traición. Así pues, lo que denominaron los mamertos como “explosión social” estaba basada en el vandalismo, los actos terroristas, los bloqueos y en la lumpenización.
De ahí que a los integrantes del marxismo, con todos sus motes, les debería dar vergüenza hablar acerca de que la ideología de los trabajadores es el comunismo, resaltando que los más connotados líderes libertarios del siglo XIX les propinaron una contundente derrota conceptual e ideológica a Karl Marx, quien pretendía mediante el Estado crear una esclavitud política en contra de los obreros, de ahí que el marxismo fue definido por los anarquistas como una patraña burocrática de engaño al proletariado, que se fundamentaba en el absolutismo y la crueldad.
Marx, con sus dogmas estatistas, burocráticos y embrutecedores, buscaba que el Estado fuera una especie de purgatorio para llegar al “paraíso”. Por eso el cuento de que el marxismo es la doctrina que deben de seguir los obreros es un embuste, debido a que la historia así lo ha demostrado, porque además con los dogmas de Marx se han montado dictaduras oprobiosas como las de Pol Pot, Stalin, Lenin, Mao Zedong, Kim il sung, Ho Chig Minh y Fidel Castro que le han regalado a la humanidad alrededor de 140 millones de asesinatos.
Al marxismo en toda su historia no le ha interesado el bienestar de las masas, porque lo que pretende es mantener y reproducir la miseria como condición necesaria para que el Estado comunista represivo y burocrático perdure eternamente. Por eso el sacrificio de los mártires de Chicago ocurrido en 1886, quienes eran libertarios y en cuya memoria se conmemora el Primero de Mayo es la antítesis del marxismo que aplasta la libertad individual para montar nomenclaturas infames, cuyas élites parasitan con el Estado, oprimiendo a los pueblos y convirtiéndose en las burocracias más corruptas que hay sobre la Tierra, pues al ser dictaduras no tiene ningún control.
La justeza de las luchas sociales, que deben de ser lideradas por los sindicatos. Especialmente, se tiene que basar en la solidaridad rechazando la infiltración de grupos terroristas marxistas leninistas, ya que estas bandas buscan utilizar la protesta para desarrollar sus aviesos planes, pues como seguidores del adefesio marxista leninista pretenden tener a obreros y campesinos como herramientas para satisfacer sus apetitos, recordando que el comunismo totalitario ha sido el peor enemigo de las naciones, desde que existe.
Como ya lo hemos dicho en reiteradas oportunidades, el sátrapa de Fidel Castro junto con Lula da Silva crearon en 1990 el Foro de São Paulo, después de la caída del Muro de Berlín, para llevar a la región a ser manejada por gobiernos de corte marxista con el socialismo del siglo XXl, reciclando de la basura de la historia al comunismo totalitario. Se conoce desde luego el atraso de la región, buscando, entre otras cosas, ganar a organizaciones sindicales y sociales. Por eso hay que dar respuesta a esa trampa, que ha conseguido tomarse gobiernos en países de Latinoamérica.
Se debe impulsar una organización internacional que contrarreste esas intenciones del Foro de São Paulo y del Grupo de Puebla. En dicha entidad estarían organizaciones políticas y sociales que tengan como principio la libertad individual como condición suprema, para neutralizar la bazofia marxista que pisotea la libertad, por la cual vivieron y murieron los mártires de Chicago. Para ello se debe de contar con el Liberalismo Clásico, la Socialdemocracia y los grupos libertarios herederos de la Primera Internacional, en donde desenmascararon a Marx, quien quería con el Estado envilecer a los pueblos por siempre.
El cristianismo católico ha sabido responder a los desafíos que de manera abyecta ha impulsado el comunismo totalitario en el movimiento de los trabajadores, comenzando por el papa León Xlll, quien promulgó a finales del siglo XIX la encíclica Rerum Novarum, fundamento de la dignidad de los trabajadores. En ella se muestra el carácter social de la Iglesia, al apoyar incondicionalmente a los sindicatos, rechazando la acumulación desmedida de capital y repudiando la perfidia del comunismo totalitario, debido a lo cual no se puede confundir la doctrina social de la Iglesia con la alevosa teología de la liberación.
El pluralismo sindical es fundamental en la democracia, para no permitir que el movimiento de los trabajadores sea aprovechado por las fuerzas totalitarias del comunismo.