Playas de Cartagena, sinónimo de anarquía turística

Playas de Cartagena, sinónimo de anarquía turística

Dejaron de ser la tierra prometida de muchos viajeros que buscaban sol y playa para convertirse en foco de inseguridad, caos y desgreño municipal

Por: YESID AGUILAR PALOMINO
enero 15, 2020
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Playas de Cartagena, sinónimo de anarquía turística
Foto: Alcaldía de Cartagena

Bañistas atropellados por lanchas en plena playa, restaurantes que cobran pollo como si fuera caviar, masajistas y peinadoras que —si no las contratas— te putean e intimidan con su prole. Welcome to Cartagena.

Así, más o menos, es la experiencia de quienes visitan Cholón y Playa Blanca, dos playas emblemáticas que retratan la anarquía turística en que está sumida Cartagena de Indias.

Y digo "emblemáticas", ya que dejaron de ser la tierra prometida de muchos viajeros que buscaban "sol y playa" para convertirse en un foco de inseguridad, caos y desgreño municipal.

Son problemas sin resolver durante décadas, con playas infestadas de estiércol, policías que no aparecen cuando se necesitan y reglamentación inexistente, especialmente para regular la capacidad de carga y proteger al medio ambiente.

Da vergüenza ver a Playa Blanca convertida en un hormiguero humano y a sus vías de acceso totalmente colapsadas. La maniobra de haberla cerrado el pasado 5 de enero por sobrepasar la capacidad máxima fue apenas un pañito de agua tibia.

Hoy la Procuraduría Provincial de Cartagena solicitó al nuevo alcalde Jorge Dau Chamat suspender las actividades recreativas y la explotación comercial en ambos lugares.

Aunque Dau no está obligado a acatar esta solicitud —ya que se trata de una acción preventiva—, sería lo menos que podría hacer. El alcalde y en especial la Secretaría del Interior y Convivencia Ciudadana, al igual que el Instituto de Turismo (Indetur), deben emprender acciones serias para garantizar las condiciones de uso de las playas, regularizar las actividades a su alrededor.

No se trata solo de señalizar los espacios o de poner más policía. Hay que establecer un plan estratégico de ordenamiento a largo plazo en donde prime el uso público y la conservación de los recursos naturales.

También debería crearse una entidad para la vigilancia y control de las playas que además concientice a los restauranteros, a los propietarios de terrenos colindantes y ponga en cintura a los turoperadores y agencias que se lucran con el turismo.

Causa risa que el presidente Iván Duque se refiera a la industria turística como el "nuevo petróleo", todo lo contrario. Nos estamos dando un tiro en el pie al ofrecer a Cartagena de Indias como un destino seguro, limpio y controlado, cosa totalmente alejada de la realidad. ¿Cuál nuevo petróleo?

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