Ya nada extraña, en esta campaña de odios y mentiras. Observando el grotesco espectáculo a que hemos estado sometidos en los últimos días por cuenta de la "petrofobia" y esto asociado a la mascarada del expresidente Gaviria, se deduce que en el mundo de la política no existen amigos si no cómplices, tampoco amigos permanentes ni enemigos permanentes, hay Intereses permanentes.
El señor César Gaviria, fiel representante de lo anterior; juega en las grandes ligas de los intereses de la política y los grandes negocios que se derivan de dicha actividad. Hace poco gritaba con voz meliflua: ¡Uribe mentiroso, Uribe mentiroso! Hoy, junto con Pastrana, los tres están aliados bajo la misma causa: perpetuar las viejas costumbres políticas.
"La petrofobia" nos demuestra claramente, que no existen adversarios, existen enemigos que hay que eliminar o "neutralizar" como se dice en el vernáculo lenguaje paraco. No se puede canonizar a nadie y menos en vida.
Pero hay que hacer una salvedad: no todo el que es de derecha es narco, ni todo el de izquierda es guerrillero; lo anterior es otra forma de Inquisición, conozco malos y buenos en ambas orillas, el mundo no es binario, no es solo entre el blanco y el negro existe infinidad de matices. Tampoco esperes mucho de la gente: quien llega al Poder no llega solo, tiene cola, muchas deudas y muchos favores por pagar.
¡Pero no nos desviemos!
En esta obsesión por buscar traspiés, se encuentran frases desafortunadas como la pronunciada por el candidato Federico Gutiérrez: "Plata es plata" dijo el candidato "FICO", en una entrevista donde se discutía el destino que deberían tener las regalías hacia las regiones.
El entrevistador le insistía al candidato, el sagrado destino que debían tener las regalías, de lo contrario se incurriría en el delito de peculado por destinación diferente; a lo que sin sonrojarse, el candidato respondió: ¡¡plata es plata!!
Esta indiferencia que mostró por el legal manejo de los recursos destinados a gastos específicos, denota un problema formativo: ancestrales consejos antioqueños recomendaban: "mijo, la plata hay que conseguirla honradamente, si no la puedes conseguir honradamente, la plata hay que conseguirla". O sea: a como dé lugar hay que conseguirla.
Otro consejo ancestral de la costa Pacífica reza: "la plata, tuya o ajena, procura que no te falte". Los abuelos tenían sabios consejos que obligaban a actuar con rectitud, pero estos, referentes al dinero como símbolo del éxito, los pasaban por alto. Es por eso, que el candidato ve en la plata un medio para lograr lo que desea y aquel que cree que la plata lo es todo... hace cualquier cosa por conseguirla. Es la razón por la cual espetó tranquilamente: ¡¡"plata es plata"!!
Pero si esto es con el manejo de la plata, el manejo de la información no se queda atrás.
Caracol y RCN enferman el alma al oírlos o al sintonizarlos; nublan la mente y al bruto lo hacen más bruto y al torpe más torpe. Al ignorante que todo lo desconoce lo conduce a la urna como cordero a votar por quien ellos quieren. Todo aquel que posee pensamiento crítico, es bien informado, los confronta y no les come cuento, lo tildan de guerrillero o de mamerto.
Caracol, RCN y revista Semana son el pus de la enfermedad que carcome a Colombia. Su cinismo llega al extremo, de no haber pedido excusas con nombre propio a los afectados, que no es solo Gustavo Petro, si no todo Colombia, con la falsa información que dio su corresponsal desde España acerca de la fallida declaración del "Pollo Carvajal". Con ello pierden la pírrica credibilidad que les quedaba.
Pero acerca de la petrofobia hay más.
Expropiar con indemnización es algo que el estado realiza constitucionalmente cuando prima el interés general sobre el particular. Pero en campaña la "petrofobia" desfigura la palabra.
En campaña todo es promesas, porque, lo tangible por mostrar es el pasado de cada candidato: sus realizaciones y sus ejecutorias. Si una promesa es respaldada por el depositario de la buena fe que es un Notario, la promesa no deja de ser promesa, pero es más creíble. Llevamos 202 años escuchando promesas incumplidas de la ultraderecha y el resultado es, 22 millones de colombianos pobres.
En ese orden, incumplir una promesa de campaña no conduce a la revocatoria del mandato de un presidente, pero si lo condena a la impopularidad y al consecuente rechazo de su gestión.
A estas alturas del paseo, el elector que va a votar por Fajardo, Rodolfo, Fico o Petro ya tiene su voto definido, la petrofobia aupada desde los sesgados medios de comunicación, ya no les rinde los frutos deseados, no les funciona, no surte efecto; por el contrario, pueden ayudar a crecer y a cautivar a las personas que no pensaban votar por ellos; tanta insidia congrega solidaridad y hace del atacado una víctima.
Los llamados indecisos me causan dudas, puesto que, son casi siempre los que se abstienen, no saben, no responden y nunca arrancan, pues se quedan viendo el partido de futbol y dicen equivocadamente, que la política no les interesa. En este momento histórico y definitivo no hay espacio para la indecisión: se es... o no se es y punto.