Con las denuncias sobre la antigua vinculación a sueldo del excomandante de las Fuerzas Militares Leonardo Barrero Gordillo con grupos paramilitares y el Clan de Golfo, con el fin de poner a su servicio al ejército para derrotar a otros grupos armados que les disputaban el territorio, no solo comprendemos el grado de corrupción que penetró en las Fuerzas Armadas con el patrocinio del expresidente Uribe, que a pesar de todos los cuestionamientos y tachas en su hoja de vida, lo promovió como candidato del partido de gobierno a la Gobernación del Cauca, en 2015; después lo incluyó en la lista para el Senado, del Centro Democrático, y al no ganar curul, en el gobierno de Duque recibió un contrato para asesorar “Acciones Integrales Cívico-Militares”, fuera de que seguía transportado por vehículos del Comando General de las Fuerzas Armadas.
“Es un alfil de Álvaro Uribe. Bajo su ala ha aspirado a ser gobernador del Cauca, senador por el Centro Democrático, fue miembro de la comisión de empalme del sector defensa cuando Iván Duque era presidente electo y resultó favorecido con contratos del Ministerio del Interior que empezaron con la primera ministra de este gobierno, Nancy Patricia Gutiérrez, y siguieron con su sucesora Alicia Arango. En el gobierno de Juan Manuel Santos, el general Leonardo Barrero alcanzó el más alto grado al que puede aspirar un oficial del Ejército y también llegó al mayor cargo en la línea de mando: comandante general de las Fuerzas Militares...”, escribe Daniel Coronell en su columna.
También se infiere que el plan de hacer trizas los acuerdos de paz ya estaba premeditado por altos mandos del Ejército sobre los que siguió teniendo influencia el expresidente Uribe por medio del general Barrero, a pesar de estar retirado, y que el sur de Colombia fuera seleccionado como territorio clave para reanudar la guerra.
Eso explica la demora en copar el Ejército los territorios que despejó las Farc, para facilitar que a su territorio y regiones como el norte, sur del Cauca y costa pacífica del Cauca y Nariño se extendieran el ELN, los Caparros del EPL, integrantes del Clan del Golfo y demás bandolas que no estaban, y desde que llegaron entre todos se pelearon y se aliaron según las conveniencias en los enfrentamientos por dominar los territorios, turnándose en matar a numerosos líderes de comunidades indígenas, negras, campesinas y ecologistas que impiden su dominio territorial y negocios del narcotráfico, minería ilegal y extorsión.
“…Según la declaración de Otoniel, Barrero lleva décadas trabajando para los grupos criminales, desde cuando era teniente coronel y comandante de batallón. Le pagaban para que facilitara el narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de personas y también la acción de los paramilitares…”.
“…No ganó la gobernación, obtuvo menos del 11 por ciento de la votación, pero al amparo de Uribe entró a la lista del Centro Democrático al Senado… …Tampoco resultó elegido senador, pero su partido no lo desamparó. El general Leonardo Barrero fue nombrado por Iván Duque en la comisión de empalme para el Ministerio de Defensa…”.
Una señal contundente de que el gobierno de Duque, al dedicar su primer año a atacar la JEP y al no aplicar las reformas agraria Integral, política y electoral, buscaba pasarse por la faja los acuerdos con las Farc para hacer trizas la paz la apreciamos en este párrafo del artículo publicado por Daniel Coronell el 20 de febrero, en la revista Cambio y en el portal Los Danieles:
“…En una de las sesiones de empalme la directora del Centro de Rehabilitación Integral (CRI) que trata soldados heridos y mutilados señaló que, gracias al acuerdo de paz con las Farc, había bajado casi a cero el número de pacientes. Por eso recomendaba que el centro asistencial se abriera a civiles que podían aprovechar la ayuda especializada. El general Barrero respondió con un terminante no. Dijo que el nuevo gobierno, es decir el de Iván Duque, venía con una política de “confrontación y choque” y que pronto habría muchos soldados heridos para atender. El vaticinio se le cumplió”, a costillas de los soldaditos, verdaderos “héroes de la patria”, llevados al matadero por personajes como el general Barrero y los civiles que manipulan a tenebrosos oficiales impuestos en altos mandos de las Fuerzas Armadas y la Policía.