Vendida por chatarra quedó la moderna planta procesadora de madera que se construyó en el municipio de Villagarzón con recursos del Plan Colombia a inicios del año 2002, su valor superó los $5.300 millones en esa época
La planta fue construida en un lote de 1.000 metros cuadrados aproximadamente y contaba con 32 empleos directos y más de 200 indirectos, su capacidad de procesamiento diario de madera era de 6.000 piezas, es decir el cargamento de 10 camiones de 600 C.C., la planta de secado rápido de madera almacenaba 3.000 piezas, las que en tres días quedaban lista para ser transformadas en muebles, este era un secado que normalmente se hacía en 8 meses. El objetivo de esta planta era inundar ebanisterías de Bogotá y Medellín de madera de Putumayo, entre ellos cedro, achapo y granadillo.
Mucho se habló y se prometió en las dos visitas que hizo el Presidente de ese entonces Álvaro Uribe acompañado por la prensa nacional e internacional, incentivando a los campesinos de Putumayo en cambiar su actividad de cosechar coca por otros cultivos legales. La moderna planta contaba con toda una infraestructura de última tecnología, ramplas digitales, montacargas, hornos para el secado rápido de la madera, cortadoras computarizadas para elaborar diferentes formas y diseños, ruteadoras industriales, máquina para la elaboración de duelas en diferentes presentaciones y hasta una planta de energía eléctrica capaz de iluminar a una población hasta de 300 habitantes.
Lo que no sabía el Presidente Uribe es que esta moderna planta fue entregada en comodato a una firma que nada tenía que ver con el departamento y donde también eran socios lo madereros de Putumayo y que años más tarde fueron retirados del comodato quedando la firma con el 100% de su administración, argumentado dichos socios de Putumayo nunca hicieron presencia en las juntas directivas.
En menos de un año cambiaron cuatro veces el gerente determinando que las máquinas se venderían por chatarra ante la ausencia de materia prima y personal profesional para operarlas. Fue así que una a una se vendieron las piezas, varias se llevaron empresarios de Barranquilla, otras para Neiva y las plantas más pequeñas las adquirieron propietarios de machimbradoras de Putumayo. No obstante, los campesinos de Putumayo y anteriores socios de la planta, en su afán de recuperar algo acudieron a instancias judiciales, pero nada sirvió ante los jueces porque dedujeron que dichos dineros provinieron del Plan Colombia, lo cual nada tenía que ver el Estado Colombiano.
En el momento no queda nada de esta planta, el lote al final quedó en manos de un reconocido abogado del departamento quien argumenta que el lote lo tiene para “engorde”.