En un partido en el que Águilas de Tunja jugaba de local, Piratas de Bogotá logró ganar con mas esfuerzo que baloncesto. El juego finalizó 85 a 97 a favor de nuestros Piratas de Bogotá que sigue adoleciendo de juego en conjunto. El equipo capitalino venció de manera atropellada a las Águilas de Tunja, quienes mostraron más trabajo técnico, mejor fundamentación en todas las fases del juego, mientras que nuestros Piratas de Bogotá nos siguen mostrando un juego perezoso, sin identidad defensiva ni ofensiva.
Nuestros jugadores hacen pases imprecisos e infantiles, se levanta el drible sin tener claro el siguiente paso a seguir, se lanza de la zona de 3 puntos sin tener la zona de rebote clara, no hay ayuda, los jugadores parece que no tienen claro cuál es el lado del balón y cuál el lado de la ayuda. Lanza el que quiera y pueda, no hay una construcción legítima de juego ofensivo, ¿que decir de la fase defensiva?
Hay muy poco que decir, la defensa es casi inexistente, no la hay. El concepto de "close up" no se aplica y no hay apantallamientos efectivos. Además, no está claro el papel de nuestro jugador con el número 10, él se pierde en el juego, es tímido a la hora de armar la ofensiva, no lidera el equipo, no organiza a sus compañeros y este es el más preocupante aporte de la ofensiva porque sin un buen piloto el resto de la nave se va a la deriva. Ahora bien, ¿qué decir del coach del equipo del parche? Muy poco parece que le ofrece el coach al equipo, mientras que la transición defensa ataque se produce en desorden en la raya, el equipo no tiene un timonel que hable duro, que los guíe, que les diga que hacer y cómo. Él de manera pasiva se queda en la raya paciente.
Al final, podemos suponer que la angustia va por dentro, pero Águilas no es un equipo al cual se le gane por 12 puntos. El basket, la tradición y la grandeza de Piratas de Bogotá debería dar para cabalgar un torneo que además de ser corto da el chance de armar un buen equipo que represente a la capital de un país.