Tanto ocultar la llave Uribe-Fajardo, camuflada entre el discurso de la extrema derecha y el de no polarizar, para que Daniel Quintero se les colara y se metiera con sus jefes, los grandes empresarios que manejan Medellín y que gota a gota cobran en servicios públicos y en cada peso de contratación de la ciudad.
Por eso hoy Daniel Quintero es el objetivo común y no tuvieron más remedio que unirse públicamente quienes por tantos años y con tan buenos resultados dividieron el país. Se les salió de cause un nuevo animal político con el que no contaban y, en un abrazo de copartidarios, Fajardo, Uribe y sus hijos comunes se mostraron sin tapujos.
Hoy tuitean al unísono Alfredo Ramos (del uribismo puro) y Daniel Duque (el más fiel de Fajardo), se dan la mano y hasta retuit. Aunque parecían irreconciliables, siempre se supo de su unidad ideológica.
Y eso no es todo, la veeduría ciudadana TodosXMedellín es la cuota inicial de las verdadera campaña legislativa y presidencial, donde queda clara la total integración que siempre existió entre el expresidente y el tibio ballenero.