El superintendente Reyes, el sombrío liquidador Revollo y el niño lindo Luis Guillermo Vélez salen a cantar victoria ante los medios diciendo que recuperaron plata de Premium, cuando lo que hicieron fue perseguir únicamente los bienes de Víctor Maldonado, ignorando los bienes de más de 120 deudores que jamás tocaron.
Cantan victoria habiendo arrasado la fortuna de un hombre inocente, cuyos bienes feriaron sin que los jueces hayan dictado sentencia. Reyes y sus secuaces cantan victoria atropellando la justicia, posando de eficaces cuando su maniquea labor ha sido la de una injusta persecución, denunciada ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya sentencia demostrará que efectivamente, antes de arrasar con la dignidad humana, antes de acabar con decenas de empresas productivas, antes de decretar la muerte civil de las personas, antes de condenar a Víctor Maldonado y nuestra familia, pues hay que permitir que las personas mantengan por lo menos la presunción de inocencia, por lo menos las oigan en juicio, antes de aplastarlas y declararlas culpables sin que se puedan defender como sucede con nuestro padre Víctor Maldonado.
Que canten toda la victoria que quieran, que digan que cumplieron, como Pilatos lavándose las manos, pero su justicia se basa en preceptos injustos, en leyes espurias que indignan y atropellan los derechos humanos. Que se jacten de su eficiencia, pero en la confidencia de su soledad, son absolutamente conscientes que persiguieron, juzgaron y hundieron a un hombre sin que la justicia hubiera actuado y sin que pudiera defenderse.