En este mundo se puede estar a favor o en contra lo que piensan o dicen los políticos, en eso consiste la democracia, pero lo que les deberíamos exigir todos es que de verdad digan siempre lo que piensan, sin hacer cálculos políticos. De esa forma quien vota, sabe por qué ideas y propuestas lo está haciendo realmente y por cuales no lo haría.
En Colombia, que nuestros políticos saltan de bando en bando según les convenga, que un día son de derecha, al otro de izquierda, y al siguiente de nuevo de derecha, y que venden sus convicciones por un puesto cualquiera, tener a alguien que diga siempre la verdad, lo que realmente piensa, así lo crucifiquen por ello, debería ser aplaudido y no rechazado, como particularmente sucede. Es el caso de Piedad Córdoba, tal vez la única persona en Colombia que ha defendido sus ideas siempre sin importar las consecuencias, y que no las ha cambiado nunca a pesar de la persecución que ha recibido.
Piedad Córdoba es una mujer que se hizo en la política desde cero, sin padrinos, sin caciques que la empujaran en una época incluso en la que las mujeres poco participaban en la vida pública del país. Fue precisamente ella la primera mujer presidente del Partido Liberal, y la primera persona que decidió expulsar a miembros de su propio partido por el escándalo del Proceso 8.000, razón además, por la cual recibió la primera persecución política y criminal de su vida, y que terminó haciéndola huir del Colombia por un largo periodo de tiempo.
Fue secuestrada por Carlos Castaño y estuvo a punto de ser asesinada, y desde ese entonces ha sido una defensora acérrima de la paz, al punto que luchó incansablemente esta idea incluso durante el gobierno de Álvaro Uribe cuando casi por unanimidad, los colombianos apoyaban la política de Seguridad Democrática y que se buscara el fin de conflicto armado por medio de las armas. La historia le terminó dando la razón a ella.
Ha sido señalada por su pública amistad con Hugo Chávez, pero es que es una persona leal, y cuando en Colombia la querían matar, fue el expresidente de Venezuela el que la acogió y la protegió, y ella no es como los típicos mafiosos de este país, quienes por cuidar su imagen niegan al que un día les dio la mano.
Las ideas de Piedad Córdoba pueden ser polémicas y además rechazadas por todo el que quiera, pero tener a alguien en la vida nacional que diga siempre la verdad, lo que piensa, sin calcular número de votos o puestos, debería ser aplaudido y apoyado por todos.