Por eso exijo respeto a esta señora. Colombia NO es una “multinacional de paramilitares”, simplemente es un pueblo traicionado y pisoteado por unos grupos pequeños, sean del espectro político que sean, que le hacen daño y laceran la democracia del país.
Aunque por razones cuestionables somos uno de los países más felices del mundo, tal vez porque evitamos ver la realidad, pero ha hecho que tengamos alegrías, emociones y triunfos en todos los escenarios: En la NASA tenemos muchos compatriotas que se han destacado por su conocimiento y disciplina, la misma Adriana Ocampo, que lideró la misión de la sonda espacial New Horizons a Plutón; el inventor del marcapasos artificial externo con electrodos internos es colombiano y se llama Jorge Reynolds Pombo; el país de Gabo, de Botero, de León de Greiff, de Gonzalo Arango, de Fernando González Ochoa, de Estanislao Zuleta, de Jorge Eliécer Gaitán, de Omar Rayo, de Orlando Fals Borda, de Rodolfo Llinás, de Rogelio Salmona, etcétera.
No somos el mejor país del mundo, eso está claro, pero tenemos cosas más importantes que los figurines como usted, señora Piedad, que es la continuación de esa “clase” política que nos hace daño y que me hace recordar a Gaitán cuando decía: “Pueblo de todos los partidos: ¡os están engañando las oligarquías! Ellas crean deliberadamente el odio y el rencor a través de sus agentes, asesinando y persiguiendo a los humildes, mientras la sangre del pueblo les facilita la repartición de los beneficios económicos y políticos que genera tan monstruosa política”.
Usted es otra que se dedica a generar odio entre los colombianos, así como los Santos, los Gavirias, los Pastranas, los López, los Lleras, los Uribes, los Petros, etcétera.
Yo hago parte de otros, de los que no se dedican a justificar matanzas y ríos de sangre por una ideología, por un partido o por un miserable que nada le importa la gente que lo sigue, soy de los que se dedican a explicar por qué pasan las cosas.
Finalizando, pido respeto por los colombianos, pero también pido que se desmovilicen todos los politiqueros del país, porque no son más que la peste que tiene enferma nuestra patria.
