Ella tiene unos 28 años. Usa lentes de marco blanco con líneas azules. Su cabello es de dos colores. Compone así un duotono entreverado de azules opacos con rojo candelilla. Un mechón alisado se cruza desde su frente hasta detrás de la oreja, agarrado por ganchitos con pedrería brillante.
Luce una falda a cuadros en tonos grises, blusa blanca con tela de seda transparente que revela una brasier dorado que hace juego con los ganchitos.
Me explica que está trabajando en su nuevo proyecto cinematográfico, que llegó a Cartagena a hacer “networking, que está preparando un “tiser”, corto pero efectivo, todo para un “piching” que tendrá en unos días.
Intento seguir su mensaje. Me distraen esas tres palabras que menciona con familiaridad y confianza, sin ningún tipo de glosa que permita a su interlocutor comprender de qué carajos está hablando.
Su gestualidad es generosa. Sin mostrar desconcierto alguno por el rostro que tiene al frente, continúa: “Como te contaba, es un “piching” que vamos a hacer con unos amigos, cada uno en su rol, pero será la “cru” en pleno. Venimos a Cartagena, tú sabes a hacer “networking”, me entiendes, a hacer “founreising”, a ver si concretamos el proyecto. Si tú puedes ayudarnos, sería estupendo ueón… nos sirve “friprés”. Estamos haciendo “ful publicity” de nuestra cuenta… ¿Cómo ves todo ueón?” La pregunta en vez de dar vida a la charla la acabó. “Todo me parece inspirador”, respondo para salir de la angustia. La explicación nunca aparece.
A finales de 1988, el periodista Alex Grijelmo escribió el libro Defensa apasionada del Idioma español, que recoge, entre otros asuntos, la penetración de vocablos del inglés, los que ve tan invasivos como preocupantes. Explica que en 50 años, “… el inglés ha colocado en nuestras bocas tantas palabras como el árabe en ocho centurias”.
La chica Tiser, como preferí llamarla, pudo haber dicho que hará una presentación (pitch) de su idea audiovisual (teaser) con su equipo de trabajo (crew). Que intentará en Cartagena hacer alianzas y contados (networking), en busca de fondos (fundraising). Que hará que asuntos de su proyecto se publiquen gratuitamente en medios (freepress) y dar a conocer su trabajo (publicity), pero no lo hizo.
Grijelmo asegura que se trata de un “amaneramiento de las altas capas” con el respaldo de medios de comunicación, políticos y economistas. Agrega que es la razón por la que “…propalan palabras extrañas que les alivien el complejo de inferioridad de no haberlas inventado ellos, voces que les acerquen ficticiamente a una cultura que se les superpone, vocablos que conjuren el maleficio de haber quedado por debajo, expresiones que puedan equipararlos con quienes hablan el idioma poderoso, más poderoso que ellos incluso. De este modo, asumen así su papel secundario, y esas gentes —y la influencia que ejerzan— nunca servirán para que la cultura hispana se haga valer por el mundo”.
La profesora Doris Sommer ha pregonado desde hace más de dos décadas, la idea de una estética bilingüe, un ejercicio de enriquecimiento mutuo que produce nuevos contenidos literarios para un público que domina ambas lenguas, pero jamás con la intención de arrasar. Cuando la chica Tiser habla se parece a ese ser que traga palomitas de maíz mientras las escenas pasan en la pantalla.
Coletilla: El gobernador de Bolívar muestra claros signos de mejoría luego de cumplir su incapacidad médica. Ahora la gente pregunta con cierto recelo: “Ajá Gober, ¿cómo anda esa Salud? El lenguaje tiende sus trampas.