Campesinos y ambientalistas del Caquetá están viendo, con verdadero terror, cómo la petrolera Emerald Energy se impone en el campo caqueteño, logrando que la fuerza pública le abra el camino a La Pertroseismic, quien, a su vez, dará luz verde para iniciar lo que será el exterminio del ecosistema en la región: la destrucción de los humedales, de las fuentes hídricas, de la fauna y la flora, y por ende el principio del fin de una tierra que hoy por hoy es el comienzo del pulmón del mundo: la puerta de entrada a la Amazonía colombiana y una de las pocas reservas de agua que le quedan a Colombia.
Algunos ambientalistas como el diputado Arturo Mayorga y el ingeniero Esteban Cabuya, han venido denunciando, a través de las redes sociales, lo que está pasando en las comunidades campesinas. Pero su grito de auxilio solo ha sido escuchado por algunas pocas autoridades, como las alcaldesa de El Doncello y El Paujil, quienes se han puesto del lado de sus comunidades para impedir el paso de las multinacionales. Sin embargo, ni el gobernador, que había prometido una consulta popular, ni los demás alcaldes, mucho menos los representantes a la Cámara, han mostrado un verdadero espíritu de solidaridad con los campesinos, con su tierra que es la que produce el sustento de miles y miles de familias en el sur de Colombia.
En una de sus publicaciones en las redes sociales, Esteban Cabuya, con sobrada razón reclama “solidaridad y acción ciudadana pacífica en cada municipio en respaldo a las valientes comunidades, organizaciones y familias que están defendiendo el agua y el territorio”.
Y agrega que “Valparaíso, Morelia y Milán necesitan apoyo, solidaridad del pueblo caqueteño que quiera su tierra”. A su vez, propone hacer cacerolazos a las 6 de la tarde en los parques de todos los municipios en apoyo a los campesinos y en contra de la explotación petrolera. Propone, también, cartas, acciones políticas, sociales y culturales que ayuden a estas comunidades.
En el Caquetá ha sido muy poca, casi nula, la intervención de los medios de comunicación en apoyo al ecosistema regional, en defensa del agua y el territorio. Casi todos se han limitado a entrevistar a los dos personajes antes enunciados, cuando se han presentado dificultades de orden público. Pero no han tomado de frente la bandera de la defensa de los recursos naturales de la región; en eso todos estamos fallando pero todos podemos incorporarnos a la lucha pacífica en defensa de nuestro mayor tesoro: el agua.
En una intervención, casi que visionaria, el alcalde de Florencia Andrés Mauricio Perdomo, dijo que la ciudad podría exportar, en un futuro no lejano, agua al Huila y al interior del país, idea no del todo descabellada porque los departamentos vecinos están secos como consecuencia de las intervenciones petroleras. Pero para que esto sea posible, primero tenemos que defender entre todos, al unísono, el agua que tenemos. La sísmica es como abrirle la puerta al ladrón para que entre a la casa; la revocatoria de las licencias de exploración y explotación deben ser el objetivo de todos, porque de no hacerlo, no solo La Emerald, también la voracidad del resto de las multinacionales, querrán que la fuerza pública, que ahora queda libre por el Acuerdo de Paz, se centre en defender sus intereses económicos a costas de la desertificación del Caquetá.