Hay una frase de una canción de Alcolyricoz: Escoges a tus presidentes como si fueran pretendientes.
Es que así es, cada 4 años llegan nuevos pretendientes/candidatos a quitarnos la tusa que nos produjo el que está terminando su mandato que no hizo sino robar para él y sus amigotes. Entonces nos vuelven a ilusionar y a prometer que esta vez sí en serio, de verdad en serio no va a pasar lo mismo. Y entonces caemos otra vez en la ilusión, les compramos todas las promesas, nos volvemos a “enamorar” y a creer que esto si puede mejorar y bla bla bla.
Con Petro la apuesta fue grande, había que hacerla. Dos años después 7 de cada 10 colombianos cree, siente y piensa que el presidente no lo está haciendo bien, es errático, provocador y tiene un sistema de botar ideas como quien bota globos: lanza una, digamos el tren transoceánico elevado que pasaría por la selva del Darién, así, sin más, sin prever el impacto ecológico de semejante obra.
Entonces empieza el ruido mediático y de redes sociales durante una semana y cuando le explican que eso es inviable no vuelve a hablar de eso, pero entonces bota otra idea y vuelve otra vez todo el ciclo.
Mientras tanto la gente está cada vez más desencantada y harta. La filosofía entonces ahora es cada uno haga lo que pueda por su lado y a la mierda los políticos. No quieren (no queremos) a la derecha otra vez en el poder, pero ahora tampoco a la izquierda y ver a Claudia López tratando de caer parada en todos lados con ese oportunismo tan carroñero le deja claro a la gente que el centro tampoco es una opción.
Se publican datos diciendo dizque la inflación bajó, pero en los Fruver todo sube, dan ganas de mostrarle esa gráfica a la cajera a ver si estamos viviendo en el mismo país, decidir que alimento de primera necesidad se deja de consumir cada vez que llega un recibo de servicio público, es por decirlo menos, criminal. Al hartazgo entonces sumémosle la ira porque con lo que se paga por la luz podemos ver en noticias como en el gobierno del cambio se roban billones de pesos. El pretendiente que aceptamos como gobernante nos puso los cachos de frente:
-Gustavo Francisco, yo me hice la pendeja con esa promesa tuya tan descabellada del tren por encima del Darién porque el tiempo me dio la razón y eso terminó en nada, pero te advertí claramente que no iba a permitir corrupción, voté por ti porque creí que eso no iba a pasar y mira, igual que todos los hombres, traicioneros.
-Pero Gorda, ya le pedí perdón a todo el mundo el 20 de Julio en la instalación del congreso, mira, te traje pollito asado del de la esquina, el que te gusta.
- ¿Con papa y yuca?
-Obvio
-Preste a ver.
Igual faltan dos años de este gobierno, pero ahora tiene un factor en contra creado por culpa de ellos mismos y de nadie más, y es que la gente ya no está en la onda de “salvemos el país jalando todos para el mismo lado”. Al contrario, es: cada uno vea por los suyos, por sí mismo y nada más, el pueblo constituyente está en Nariño, el pacífico y algunas zonas del Valle del Cauca, pero en las grandes ciudades no le creen a ese gran globo que lanzó Petro: La constituyente.
Ojalá a finales de 2025 la gente no llegue de los trabajos a sus casas a ver algún reality (porque no quieren saber nada de noticieros), cenan algo y después para no llorar hasta dormirse se ponen a ver videos de perritos bailando salsa y gatos tocando guitarra, porque el desencanto y el hartazgo sobre cualquier cosa que se parezca a la política los hace acordarse de promesas rotas, de la apuesta que hicieron con Petro y terminaron perdiendo.
A no ser que llegue algún nuevo pretendiente (hombre o mujer) y vuelva a pasar todo lo anterior, no debería ser así, deberíamos votar por un partido, por un grupo, un bloque de gente con ideas en común sobre este país donde haya una cabeza visible, pero más aterrizada, menos errática y para nada mesiánica. No aguantamos un engaño más.