Nueva York. Desde hace unos días, en los canales de televisión especializados en política y economía, uno de los temas que se han planteado es cuál será la política del entrante presidente Gustavo Petro frente al desafío que presentan por un lado, los el deseo de los carteles mexicanos de controlar el narcotráfico en territorio colombiano y por otro, la existencia de los denominados supercarteles de la droga, los cuales abarcan los cinco continentes.
Citando a Fernando Murillo, director de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Colombia, afirman que desde la captura de Otoniel, el gran jefe del Cartel del Golfo, “los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, están enviando “emisarios” con el fin de tener nuevas alianzas con los carteles colombianos,
“El objetivo es tener el control directo (por parte de los carteles mexicanos) del tráfico de drogas”, expresó Murillo.
Según el funcionario, los carteles mexicanos comercian anualmente unas 200 toneladas de cocaína, por un valor aproximado de 5000 millones de dólares en el mercado estadounidense.
Vale la pena destacar que desde 2016, cuando tuvo lugar la II Cumbre Antidrogas en Naciones Unidas, la DEA comenzó a hablar de supercarteles de la droga, cómo a lo se refiere Murillo.
Estas organizaciones son verdaderas ejércitos compuestos por miles de hombres, equipados con las mejores armas y tecnología.
En USA, el consumo de drogas aumentó drásticamente, a tal punto que las agencias no se ponen de acuerdo para las cifras.
Sólo sabemos que las muertes por sobredosis se duplicaron.
Los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación controlan gran parte del territorio mexicano y estadounidenses en materia de narcóticos.