Los planteamientos políticos del candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, no tienen relación con la política socialista estalinista del Partido Comunista de la ex Unión Soviética y menos con el socialismo maoísta de la China de Mao Tse Tung.
Sus planteamientos políticos son de corte nacionalista, sustentados en el capitalismo de Estado o capitalismo progresista.
De hecho, el M-19 fue un movimiento guerrillero profundamente nacionalista, inspirado en la injusticia del fraude electoral contra el candidato de la Anapo, Gustavo Rojas Pinilla, en las elecciones de 1970 y en los ideales libertarios del Libertador Simón Bolívar. Por eso la espada de Bolívar fue el símbolo de rebeldía y de la lucha armada del M-19.
Sus cercanías a las ideas políticas de Simón Bolívar, explican hasta cierto punto su alianza con el Movimiento de Salvación Nacional de Álvaro Gómez Hurtado.
Alianza clave en la Asamblea Constituyente de 1991, que originó la Carta Política que actualmente nos rige, debido a que el M-19 en aquel momento compartía con Gómez Hurtado la tesis de la reforma profunda del régimen imperante en el país.
Igualmente, esa misma naturaleza de la filosofía nacionalista del M-19 y de su ideario bolivariano explica en parte las razones por las cuales una corriente de exguerrilleros del M-19 son militantes del Centro Democrático.
De manera que esa misma naturaleza nacionalista del M-19, también explica, porque Petro en estas elecciones plantea una campaña sustentada en un Gran Pacto Histórico para reformar el Estado.
Una gran alianza política de diversos matices y visiones políticas no sobre una unanimidad ideológica, sino sobre una diversidad ideológica para impulsar las reformas económicas, políticas y sociales que requiere el país, para modernizar el aparato productivo y desarrollar unas políticas de mayor equidad y distribución de la riqueza y el bienestar económico y social.
Por eso en sus planteamientos políticos y en su programa de gobierno recoge las banderas políticas y las reformas inconclusas de los liberales radicales del siglo XIX, de la Revolución en Marcha del expresidente liberal Alfonso López Pumarejo, las políticas de restauración moral de Jorge Eliécer Gaitán, la moralización política y la lucha contra el narcotráfico de Luis Carlos Galán Sarmiento y las tesis de Álvaro Gómez sobre un acuerdo sobre lo fundamental.
Además, se sustentan en los Objetivos del Milenio de la ONU y en las políticas sobre el Cambio Climático. Las reformas que plantea son idénticas a las que ha formulado el partido Liberal desde el siglo XIX. Son las reformas que requiere el país para reorientar su desarrollo económico y pasar de una economía extractivista de minerales a una economía basada en una revolución agrícola e industrial.
Sus planteamientos sobre la distribución de la tierra son similares a los que planteó en su programa de gobierno el partido Liberal en 1936 y en los gobiernos de Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras Restrepo.
En 1936 el liberalismo planteó que la propiedad de la tierra tenía que cumplir una función social. En efecto, propuso dividir la tierra por medios legales y racionales para que no existieran tierras que no cumplieran una función social de servir al mantenimiento de la población colombiana.
El texto dice: “El partido en su acción legislativa, tenderá a democratizar la tierra a fin de que esta no sea el privilegio de los ricos, sino el derecho de los pobres, y actuará, en este sentido por medio de una política constante y progresiva del Estado para fraccionar los latifundios y poblar los territorios incultos”.
El liberalismo hace 86 años consideró la propiedad de la tierra como un medio de liberación económica necesaria e imprescindible para impulsar el desarrollo nacional.
La reforma Agraria que plantea Petro no es para estatizar la tierra, sino para democratizar la propiedad de la tierra e impulsar la diversificación del sistema productivo del país, dentro de la modernización de la producción capitalista.
Sus planteamientos no son para convertir a Colombia en un país socialista anacrónico como Venezuela y Nicaragua, sino para modernizar el Estado y la economía y, desde luego, para adecuar el Estado a los nuevos cambios que demanda el desarrollo del capitalismo. Son reformas para modernizar el aparato productivo y adecuarlo a los nuevos cambios de un capitalismo de Estado.
Por las políticas neoliberales que defiende el expresidente César Gaviria, se unió a la campaña del candidato del continuismo Federico Gutiérrez, dado que son defensores de las políticas neoliberales que tienen al país al borde de la ruina y con 27 millones de colombianos en la pobreza y la miseria.
Gaviria por sus intereses personales y de una camarilla de su comunidad de empresarios y liberales corruptos, se ha convertido en el principal sepulturero del ideario liberal y de paso ha transformado al liberalismo de gran reformador a una colectividad burocrática, amorfa, corrupta y sin fortaleza ideológica.
En mano del expresidente Gaviria queda poco de ese partido Liberal que se caracterizó por ser el líder de las reformas económicas, sociales y educativas más progresistas y avanzadas desde la segundad mitad del siglo XIX. Conclusión: esto explica que la gran mayoría de las bases liberales respalden la campaña de Petro.
@j15mosquera