Como era apenas de esperar, la posesión de Petro y Francia dio lugar a los más diversos comentarios. Desde el diseño de su ropa, los hijos a los que saludaron, la imposición de la banda presidencial por María José Pizarro, la orden de traer la espada de Bolívar que interrumpió la ceremonia, los aplausos a ciertos invitados y las rechiflas a otros, el gesto del rey de España al no ponerse de pie ante la espada, en fin, la farándula criolla.
Lo cierto es que el acontecimiento resultó una fiesta popular, con grupos folclóricos y artísticos del más variado colorido, y la alegría desatada en los asistentes. De hecho, hubo una celebración posterior en palacio, que como no podía faltar en nuestro país, originó críticas y aplausos hasta por el baile de la primera dama. Para destacar, la actitud de los voceros del Centro Democrático y sus congresistas estrella, cargada de rencor y veneno contra el nuevo gobierno.
Pasada la bulla inicial, se ponen de presente los primeros temas serios, el de la paz estaba entre los primeros. Petro lo sintetizó de esta manera:
“…hay el deseo de continuar los procesos iniciados en el Gobierno Santos y enriquecerlos. Primero cumpliendo con los que se firmaron, los procesos con las Farc, continuando los interrumpidos, uno el ELN y uno muy incipiente que no alcanzó ni a sentarse en una negociación jurídica que es diferente, que es la del Clan del Golfo, porque el fiscal de la época tampoco lo permitió”. A lo cual también agregó, específicamente sobre el ELN:
"Allí quedaron los negociadores del ELN, en Cuba, de ahí partimos, ahí están, revitalizar los protocolos, reconocerlos significa que le pedimos a los países que en ese momento fueron garantes que sigan siendo garantes, puede haber otros. Hoy tendríamos que preguntarles a todos esos Gobiernos si quieren, si desean seguir siendo garantes del proceso que se reinicia, hasta ahora hemos recibido afirmaciones".
Nadie que escuche esto, dudaría un instante de la voluntad del gobierno de Petro para dialogar y alcanzar un Acuerdo de Paz con esa organización. Desde luego, nadie que no fuera el ELN, una organización cuyo comandante en jefe se apresura a echar abajo cualquier ilusión:
“La paz total es una falsa paz, por cuanto la reducen tan solo a la ausencia de confrontación armada. Darle un tratamiento equivocado a los conflictos sociales seguirá conduciéndolos al alzamiento armado”. Semejante respuesta deja una vez más en evidencia el fundamentalismo del ELN, para quienes el asunto sigue siendo todo o nada. No basta con terminar la confrontación, sino que hay que darles solución inmediata a los conflictos sociales, so pena de seguir la guerra.
Una elemental lógica política indica que, si cesa la confrontación armada, el Estado y la sociedad pueden dedicar esfuerzos plenos, tal y como se pacte en el Acuerdo, para atender las necesidades largamente represadas de los más vulnerables, entre ellas su derecho a hacer política activa sin ninguna clase de represión. Las dinámicas sociales y políticas son procesos que requieren tiempos y desarrollos no exentos de conflictos. Vale acordar las reglas para tramitarlos pacíficamente.
Y blindarlas con las garantías más efectivas para que sean respetadas. Lo que no se puede es aspirar a solucionarlo todo de una vez en una mesa de conversaciones. La idea de la revolución contratada carece de fundamento, es una fantasía irrealizable. Así como resulta sofisma afirmar, que tratamientos equivocados a los conflictos sociales los conducirá inevitablemente al alzamiento. Si fuera así, habría guerrillas desde Haití y México hasta la Patagonia.
La práctica política y social de los pueblos latinoamericanos, para no hablar de los demás, los ha conducido a concluir que la lucha de masas, la lucha política y social, en los tiempos que corren, debe librarse por otras vías, pacíficas, democráticas, en las urnas, con movilización en calles y carreteras. Ufanarse de completar 58 años de alzamiento, resulta más bien vergonzoso, cuando en el horizonte no se avizora ni la más mínima posibilidad de victoria.
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Ojalá la cordura y la sensatez terminen por imponerse al interior del ELN
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Más cuando el costo en vidas y sufrimiento para las comunidades en los territorios donde se actúa resulta dramático y trágico. Continuar alzados contra un gobierno como el de Petro y Francia, por más enrevesados argumentos que se esgriman, además de ser un crimen destila estupidez. Ojalá la cordura y la sensatez terminen por imponerse al interior del ELN.
El otro gran tema, para el que se me acaba el espacio, es el proyecto de reforma tributaria presentado por el ministro de Hacienda, y que ha generado el rechazo virulento de los sectores que cuentan con mayores recursos económicos, una ínfima minoría de la población colombiana, pero con un inmenso poder político y mediático. Sus escándalos y mentiras apuntan a convencer a los pobres, de que ellos serán los más perjudicados. La gran prensa es una vergüenza.
