Petro y el ‘Proceso Constituyente’
Opinión

Petro y el ‘Proceso Constituyente’

Lo que rechazan del ‘proceso constituyente’ de Petro es que no se pacte entre los poderosos de hoy, sino que salga de las bases mediante sus ‘Cabildos Abiertos’

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junio 12, 2024
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Petro quiere reelegirse y quedarse porque se siente el mesías. Para lograrlo necesita una Constituyente o algo similar. Y la prueba de que quiere quedarse indefinidamente es que propone o intenta que se convoque a una Asamblea Constituyente.

Esa es básicamente la tautología que presentan como argumento quienes se oponen a una ‘Constituyente’. Exceptuando una ínfima minoría que analiza los inconvenientes o lo innecesario de ella, tanto quienes por oponerse a Petro como quienes  desconocen el propósito o la razón que dicha figura tendría, se agarran a ese ‘raciocinio’ para impedir o cuestionar que se desarrolle lo que en últimas el momento requiere.

Siguiendo el análisis de Antonio Negri (sin que sea necesariamente la inspiración de Petro), lo que sucede en cualquier evolución político-social es que lo que se reconoce como el ‘poder constituyente’ -con el nombre de ‘el pueblo’ o ‘la ciudadanía’ o ‘las mayorías’ o con el nombre que se escoja-, concreta y delega en un ‘poder constituido’ (las instituciones, las reglas del juego, la Constitución y las Leyes, etc.) la capacidad de decisión y de manejar el orden funcional para toda la colectividad.

Se presume entonces que mal puede haber contradicción entre el poder constituido y el poder constituyente.

Sin embargo, la historia enseña que ningún régimen es eterno porque llega un momento en que ese ‘poder constituido’ no logra tener la capacidad de adaptación para acoplarse a nuevos tiempos y de realizar los cambios que las circunstancias sociales, el ‘modo de producción’ o sea el simple discurrir de la historia exige.

Se dispara entonces un ‘proceso constituyente’ en el cual el ‘poder constituyente’ busca o encuentra caminos para sustituir al poder constituido por uno diferente.

No necesariamente a través de una ‘Asamblea Constituyente’ puesto que bajo diferentes culturas y bajo diferentes regímenes se pueden dar diferentes opciones (monarquías, dictaduras, Repúblicas, sistemas parlamentarios, etc).  Sin embargo, entre nosotros se asume que tiene que desembocar tarde o temprano en un Estado de Derecho construido alrededor de una Constitución.

Respecto a la premisa de la intención de Petro no se sabe hasta dónde es válida. Como dice la canción española ‘puede que sí, puede que no’.


Respecto a la premisa de la intención de Petro no se sabe hasta dónde es válida. Como dice la canción española ‘puede que sí, puede que no’


Pero desde el punto de vista de un análisis objetivo lo correcto es asumir también la posibilidad alterna, es decir estudiar que es lo que puede pensar el presidente sin que necesariamente sea el perpetuarse en el poder.

Al respecto lo que él dice es que lo que le interesa es que el proyecto político del cambio que propone se continúe (y “a la gente hay que creerle”, o asumir que miente sin establecer porqué, porque entonces se abriría una posibilidad infinita de eventuales motivaciones que impedirían un análisis lógico o riguroso).

Dentro de esta metodología de análisis de Negri (o puede que por influencia de Leyva, de Vernot, o del ex magistrado Eduardo  Montealegre o de cualquiera a quien atribuyan lo que piensa Petro) las condiciones del país en el momento histórico y las propuestas del presidente son bastante consistentes en cuanto se refieran a la necesidad de un proceso constituyente.

Por un lado el Estado en efecto está paralizado, básicamente por unos poderes de facto que han venido impidiendo no solo el cambio sino cualquier ejercicio de gobierno (incluyendo el cumplimiento del Pacto de la Habana -o del Colón-). Al servicio y bajo el control de aquellos cuyos intereses se encontrarían afectados, han estado los mecanismos del ‘poder constituido’ (Corte Constitucional, en alguna forma el Congreso, las diferentes ías, y sobre todo la ‘libertad’ o impunidad de prensa).

Por otro lado, el rezago en los cambios que indiscutiblemente se necesitan es inmanejable mediante ‘reformas’ no radicales.

Y por otro, ante un nuevo ‘modo de producción’, un nuevo  orden geopolítico, y una nueva etapa de los problemas de humanidad (pandemias, cambio climático, migraciones, etc.) aparece evidente el agotamiento del sistema (sea en concreto del modelo neoliberal de los últimos tres decenios, sea del orden del ‘capitalismo democrático’ que nos ha servido desde la revolución industrial).

Lo que en el fondo rechazan del enfoque que da Petro al ‘proceso constituyente’ es que no sea pactado en la cúspide -entre expresidentes, jefes políticos, voceros de los gremios, medios de comunicación, y en general los poderosos de hoy-, sino que intente que salga de las bases, mediante el mecanismo que el introduce de los ‘Cabildos Abiertos’.

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