En el discurso de posesión como presidente de Colombia, Petro afirmó que los términos políticos de izquierda y derecha son obsoletos, anacrónicos, radicales, belicosos y han sido engendrados por el odio, venganza, desprecio y desamor.
Por eso su propuesta de gobierno está fundamentada en los principios de desarrollo sostenible y no en ideologías conflictivas, propensas a establecer la violencia promulgando dictaduras sectarias y excluyentes.
Causantes de la división social de las dos Colombias que se evidenciaron en los resultados de las recientes elecciones presidenciales.
Rodolfo Hernández, el candidato perdedor, no sacó diez millones de votos por su carisma ni propuestas políticas. Él era un desconocido. Los obtuvo porque esos votantes lo hicieron por pánico, rencor y animadversión contra Petro, contra el castrochavismo, contra la “venezualización” de Colombia, confiscación de bienes y otras farsas y desinformaciones inventadas por los partidos tradicionales.
Clases políticas corruptas que empobrecieron, ensangrentaron a Colombia con desgobiernos injustos y mediocres durante siglos. Y cuyos ciegos, sordos partidarios y herederos de esas tramoyas se dedicaron a boicotear el Acuerdo de Paz y lo lograron. Más de trescientos lideres ambientales y sociales asesinados durante el último gobierno son prueba fehaciente.
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Durante la visita de Petro al Papa Francisco en el Vaticano, el diálogo giró fundamentalmente sobre las dos Encíclicas que revolucionaron la Iglesia Católica, bajándose por primera vez del cielo y caminando sobre la Tierra, agarrada de las manos de la humanidad, saboreando, respirando, sus bienes y servicios y observando el milagro de la vida materializado en la biodiversidad y el ser humano.
Laudato Si, “alabada sea la creación”, y Fratelli Tutti, “todos somos hermanos”. Estas encíclicas son las columnas de los mandatos de la Iglesia Católica, en la propuesta de desarrollo sostenible que enarbola el Papa Francisco.
Que a propósito o peor, como despropósito, no han sido asumidas ni promulgadas en los sermones ni en los púlpitos. Siguen especulando sobre los fariseos y el pasaje del mar muerto...
El desarrollo sostenible es la más importante propuesta política, económica, social y ambiental concebida en el último siglo de asambleas, investigaciones, congresos y significativos avances en el conocimiento científico de las relaciones entre los seres humanos y el planeta en que nacimos, vivimos y moriremos.
La ecología como el cordón umbilical entre la ciencia, las políticas, la gobernabilidad, la justicia social, el espíritu y la conciencia. Un redescubrimiento del espíritu liberándolo de su exilio inoficioso en el cielo para reivindicar su función aglutinadora en la Tierra, dentro del contexto de la ecología profunda.
La propuesta de gobernabilidad de Petro y Francia Márquez, su vicepresidenta, está fundamentada en una trilogía conformada por el cumplimiento del Acuerdo de Paz, la implementación de la Justicia social y la incorporación de la justicia ambiental en la planificación del desarrollo.
Enfatizando que la ciencia y la tecnología son instrumentos fundamentales en la puesta en práctica de esas políticas.
El modelo de desarrollo sostenible de Petro no se refiere tan solamente a Colombia, sino que propone un frente amplio-conformado por América Latina con el objetivo de establecer una matriz energética renovable, no contaminante, que abandone paulatina y gradualmente, en un periodo de doce años o más, la explotación del petróleo y el carbón, desarrollando nuevas fuentes energéticas.
Transformar la industria del carbón, extractiva, contaminadora e injusta, en una producción limpia, participativa, generadora de bienes, servicios, alimentos, trabajo y mejor calidad de vida a los millones de desempleados, hambrientos, campesinos y desplazados marginalizados.
Como complemento, Petro propone un tratado internacional para proteger la Amazonia, sin violar la soberanía de los países propietarios, pero sin olvidar que es un patrimonio de la humanidad por sus funciones como estabilizador del cambio climático planetario.
Esta iniciativa cumple con los objetivos trazados por las Conferencias sobre el medio ambiente de Naciones Unidas, con un fondo de billones de dólares que ayudaría a financiar la propuesta.