Escribo esta nota a riesgo de que sea inoportuna, dada la dinámica política del momento. Después de la primera vuelta presidencial, con un sólo gesto, una señal de uno de los dirigentes políticos de centro izquierda, el escenario político puede transformarse y el futuro del país también. No se puede callar, muchos queremos expresarnos, la sociedad quiere hacerlo, lo ha hecho de muchas formas, también los dirigentes. Los líderes deben escuchar.
Se puede ganar perdiendo, dije anteriormente. El centro (Fajardo y De la Calle) consideraron que habían perdido las elecciones y no fue así. El centro izquierda: Fajardo, De la Calle y Petro ganaron la primera vuelta, unidos claro está. Duque y Uribe la perdieron. El desconcierto ha sido mayor pues los ganadores se mantuvieron dentro de la visión de un sistema electoral en el que todo lleva a identificar el resultado de la votación de manera simple y a pensar que si un candidato no obtuvo mayoría, entendida por la mitad más uno de los votos, o un voto más que el otro, fue derrotado, también las ideas, que todo está perdido. No es así. Este es un formato muy rudimentario para decidir en la democracia, que se debe aceptar pues son las reglas, pero que debe evolucionar ya que está produciendo desastres en todas partes. No debe atraparnos mentalmente, es necesario moverse con flexibilidad.
El Brexit, fruto de un referendo, logró por un 52% el retiro de la Gran Bretaña de la Unión Europea, desconociendo la historia, muchos acuerdos y beneficios mutuos. Se optó por este mecanismo, en lugar de examinar cuidadosamente las diferencias, en una construcción tan compleja como la UE y corregir errores, que también eran de Londres, no sólo de Bruselas y los demás países. El Brexit, que ahora tiene en crisis a sus promotores y en dificultades al país, se logró gracias a una derecha radical que aprovechó temores, infundió miedos, atizó resentimientos, recurrió a muchas mentiras, fake news y agresiones, difundidas y manipuladas en las redes sociales; también pudo haber interferencias externas. La ciudad de Londres, Escocia e Irlanda del Norte votaron a favor de permanecer en la Unión Europea, la opinión quedó dividida, perdió el país. Y Helen Joanne “Jo” Cox, una joven laborista y líder parlamentaria, que había estado a favor de permanecer en la UE, fue asesinada vilmente por un fanático nacionalista neonazi.
En Colombia quienes entendieron que habían perdido la primera vuelta presidencial fueron la extrema derecha, denominada Centro Democrático y la derecha: Partido Conservador, Cambio Radical y los sectores conservadores del Partido de la U y del Partido Liberal. Derrotados de forma contundente en Bogotá, se desplazaron rápidamente para adherir a Duque (CD), perdedor indiscutible de las elecciones, con quien ya habían hecho preacuerdos a cambio de votos y apoyos en el Congreso. Pero esto no es suficiente para ganar el voto de opinión. Por eso se dedicaron a sacar a Fajardo de la política, presionándolo por todos los medios, para dispersar así su coalición. También se dedicaron a arreciar la campaña contra Petro y la izquierda, incluso contra las Farc, con el ánimo de resucitar el fantasma de una guerrilla que se desmovilizó y es partido político con curules en el Congreso.
El ejemplo más claro de esto fueron las entrevistas en televisión que el patético señor & le hizo a Fajardo, para forzarlo a anunciar el voto en blanco y a Timochenko, como si las Farc no se hubieran desmovilizado y no hubieran firmado un acuerdo de paz. Después entrevistó a Duque en El Tiempo para inflarlo. Esta última entrevista es reveladora: Duque menciona a las Farc (y después al Eln) como si fueran los únicos actores de la guerra y a los que se les debe aplicar la justicia, como él la entiende. “Creo que hay muchas cosas de la implementación de los acuerdos que están saliendo mal, que deberían modificarse para que todo el país se una y tomemos decisiones por el bien de Colombia, pensando en el futuro; y en todo caso, que ese tipo de reformas pueda ser producto de un gran acuerdo nacional, como ha debido ser anteriormente”.
La derecha necesita anular contendores y crear fantasmas para meter miedo y ganar. Y hacer creer que Duque es preparado, estudioso, escucha, no es tan malo, representa los intereses de los jóvenes, no hará daño, combatirá la corrupción, no quiere hacer trizas los acuerdos de paz, solamente cambiarlos un poco (el articulito de Uribe), no es “pelietas” como su patrón y quienes lo rodean, que no son inquisidores ni homofóbicos…
En los medios se insiste en presentar la segunda vuelta presidencial como un juego de televisión con dos contendores, del cual saldrá vencedor uno, que tendrá patente democrática para ejecutar sus propuestas e imponer una forma de pensar pues “lo apoya la mayoría”. Qué triste y pobre interpretación de la democracia. Con esta fórmula y las mayorías en el legislativo, que Duque-Uribe están negociando, se puede imponer “democráticamente” un programa de extrema derecha, cambiar la Constitución, acabar las cortes, etcétera. En este caso no importarían lo que quiere la mayoría de centro izquierda que ganó la primera vuelta, ni la paz como interés supremo.
Es urgente romper con este esquema, Petro debe hacerlo para ganar, debe abrir su mente, su corazón, desarmar su espíritu, olvidar el caudillismo, el ego, trabajar en equipo, aceptar que no debe imponer su programa, que es urgente, pero de fondo y largo plazo, y que comparto en parte. Se necesitan amplios consensos y no se tiene suficiente respaldo para hacerlo, lo mostraron los resultados de la primera vuelta. Debe reconocer que para lograr una transición pacífica y democrática hacia el desarrollo sostenible y una sociedad más justa, como la que quiere, en la que el medio sea fuerte, numeroso, se reduzca la desigualdad y se acabe la pobreza, es preciso tener suficiente apoyo informado del centro e incluso de sectores progresistas de los otros partidos y también de las instituciones.
Petro ya ha hecho ajustes programáticos y acuerdos con importantes sectores de los Verdes y el Polo, pero debe ganarse la confianza de otros sectores no comprometidos que se pronunciaron libremente en la primera vuelta; ahora muchos quieren votar en blanco. Ángela María Robledo, su fórmula vicepresidencial, un acierto y una revelación nacional, ha insistido en hablar con Antanas Mockus, quien hasta el momento no ha querido expresar su voto, dando un mensaje que puede ser interpretado como un llamado a que Petro y su grupo entiendan que no deben pedir adhesiones a la “Colombia Humana”, sino ofrecer “un acuerdo sobre lo fundamental” que asegure una apertura política, un programa conjunto y un gobierno de coalición, con participación equitativa de las partes, proporcional a los votos obtenidos en primera vuelta y a la importancia política y simbólica de personas como Mockus, De la Calle, Fajardo, Claudia López, J.E. Robledo y muchas otras capaces, que pueden aportar para lograr un gobierno estable, justo, con resultados positivos para el país, para todos. Yo pienso que este es el acuerdo que el país espera.
En muchos debates de los candidatos presidenciales se escuchó a la gente gritar pidiendo que Fajardo y De la Calle se unieran, Mockus lo pidió de rodillas, también se escuchó que lo hicieran con Petro. Se enviaron cartas con muchas firmas. Ahora le dan serenatas a Claudia López. Y circula una carta con cientos de firmas de académicos apoyando a Petro, importantes intelectuales también lo apoyan. Estoy de acuerdo con ellos, pero pidámosle a Petro, que invite a todos.
La invitación de Ángela María Robledo a Mockus, Fajardo, J.E. Robledo y demás, debe ser para acordar democráticamente una nueva forma de gobernar, no para adherir a un programa que por muy bueno que sea no los convence, lo han dicho, como tampoco los convence un liderazgo incondicional de Petro. Supongo que es un llamado a buscar una salida democrática, en la que se participa equitativamente y rotativamente en el gobierno con un programa compartido. No se trata de dar cuotas ni hacer promesas, se trata de reinventar una forma de gobernar en equipo que permita superar el esquema tradicional. Y lograr que los votos que están por ganar sean por Petro y Ángela María y no contra Duque o en blanco.
No se trata de ganar con la inteligencia y capacidad de Petro los debates de televisión y las plazas públicas, ahora se trata de ganar la confianza y los votos del país, dándole la tranquilidad que la extrema derecha le quiere quitar con el fantasma de Maduro (Como hicieron en Francia contra Mélenchon). Hay que acabar con la incertidumbre y desconfianza que quieren crear sobre Petro, con que “los mercados están a la expectativa”. Esto favorece a la derecha para mantener privilegios anacrónicos, insostenibles y alienta las maquinarias de la corrupción.
Petro, Ángela María, Mockus, Claudia López, Clara López, Navarro, Sanguino, J.E. Robledo y todos los que en este momento los rodean deben hacer un esfuerzo descomunal para superar las visiones personales, las diferencias, la desconfianza, los cálculos electorales presentes y futuros, que mantendrán al centro izquierda al margen del gobierno. Con el poder de la imaginación deben inventar un acuerdo, un contrato, una forma nueva de gobernar, un compromiso y presentarlo claramente al país. Y ganar las elecciones presidenciales con Petro y Ángela María a la cabeza.
