Hace unos años, en el prestigioso diario The New York Times, el analista Mario Jursich Durán escribía sobre Gustavo Petro: “Mientras estuvo en el Congreso, Petro fue un magnífico fiscalizador…Pero cuando le llegó el turno de ser alcalde —esto es, cuando le tocó estar del lado ejecutivo de la gestión pública— demostró innegables tendencias autoritarias y un desinterés casi suicida por la implementación práctica de sus proyectos. No sorprende, entonces, que para muchos (entre los cuales me cuento) Petro encarne una versión criolla del Principio de Peter, la teoría desarrollada por el pedagogo del mismo nombre según la cual todas las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad y llega un momento en el que no solo son incapaces de entender en qué consiste el nuevo trabajo, sino que se vuelven incompetentes.” Y la verdad es que Jursich no se equivocó: Gustavo Petro ha sido uno de los peores alcaldes que ha tenido la ciudad y en el remoto evento de llegar a la presidencia, será el peor presidente que va a tener esta sufrida patria.
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Gustavo Petro ha sido uno de los peores alcaldes que ha tenido la ciudad y en el remoto evento de llegar a la presidencia, será el peor presidente que va a tener esta sufrida patria
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Para conocer un poco más a Petro, basta leer las opiniones de la misma izquierda. Antonio Caballero, uno de los fundadores de la revista de extrema izquierda, Alternativa, y actual columnista del portal Los Danieles, retrata a Petro en toda su dimensión: “Margarita Rosa es muy bella y tiene muy buena voz, y además es famosa, con lo cual es un gran gancho, un buen anzuelo, para futuros votantes —pues de eso se trata— de la "Colombia Humana" de Petro. Y se ha dejado captar por lo que yo hace un par de meses llamaba las engañosas "voces de sirena" de Gustavo Petro y de su colega senador, y guionista de televisión, Gustavo Bolívar. Pero está vendiendo a un farsante. Y una farsa. Yo mismo estoy de acuerdo con los abrumadores y solemnes títulos que les pone Gustavo Petro a sus propuestas políticas: Humanidad, Historia, Vida contra la Muerte. Pero no se los creo. Creo que son solamente el disfraz de sus ambiciones personales. Ya lo he escrito varias veces: Petro es un mentiroso.”
El columnista Felipe Zuleta ya lo había mencionado en otra ocasión: “Ciertamente, otra característica del también candidato (Petro) es que, aparte de megalómano, es mitómano. Cogerlo en una verdad es difícil. Su gestión como alcalde fue desastrosa y solo en su mente se construyó el metro, se readecuó el San Juan de Dios y se construyeron miles de colegios y hospitales.”
Petro, el farsante y mentiroso, fue el principal convocador junto con Fecode de las marchas del pasado miércoles. Como lo señala el analista Álvaro Ramírez González, “Nada más inoportuno, más irresponsable, más temerario y más peligroso para un contagio masivo a nivel nacional que esas marchas que son peloteras y aglomeraciones humanas.” Pero eso no le cabe en la cabeza a Petro. Ya lo había aseverado Jursich: “Petro es un incompetente.”
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Apostilla: el Congreso debería aprobar una Ley de Urgencia que diga: “Debido a los estragos de la pandemia del covid-19 se prohíbe a los vándalos salir a las calles a protestar. Es obligatorio el confinamiento y deben quedarse en casa destruyendo es la vivienda de sus mamacitas.”