Una arma de doble filo es hoy la fuerza policial que debía desaparecer porque se enfrentaba a los de la primera línea que lo destrozaban todo.
El ESMAD, que en todos los gobiernos ha sido utilizado para controlar a la población que inconforme o no decide ejercer la libertad de expresión, fue desprestigiada en la campaña petrista a la presidencia y puesta a la orden de los violentos para que recibiera toda clase de atropellos y ofensas. Lo anterior sin medir que dentro de un uniforme solo existía un humano que escogió su sistema de vida para solucionar su manutención y progreso personal y familiar.
Lo cierto es que esa estrategia de campaña y la de acabar con el Ejército y demás fuerzas le produjo a Petro una cantidad suficiente de votos para ganar la presidencia, que hoy está cuestionada por la opinión pública, incluyendo sus mismos seguidores. En sus seis meses de gobierno, lo único que se ha visto es desorden y manifestaciones en las que utiliza el ESMAD para calmar a la población inconforme.
Un ejemplo claro de la realidad es que los taxistas en todo el país están revelados porque hace más de 45 días esperaron sentarse en una mesa de negociación y solo cuando decidieron manifestarse y pedir soluciones los llamaron al diálogo, que por cierto fracasó porque no llegaron los ministros que esperaban y el único que lo hizo los amenazó con el ESMAD para calmarlos si hacían desorden. ¿Es lo mismo con las mismas?
Se espera que los maestros que no han recibido salario también se manifiesten y seguramente el ESMAD tendrá que controlarlos. ¿Será que el ESMAD es utilizado en una nueva protesta de los de la primera línea? En todo caso, lo que sucede en Colombia demuestra que aquello del cambio se convirtió en lo que ancestralmente causaba mamadera de gallo de quienes se burlaban siempre de los empleados públicos fanfarrones de cualquier corriente política: “pura paja presidencial”.