Todos recordamos al hermanito menor que en una navidad se encaramó sobre el pesebre y colocó la gallinitas en el lago de lo patos; en la cuna de Niño Dios puso una vaca; sin embargo, cuando la mamá lo descubrió armando semejante despelote, él del susto se cagó en la virgen.
Pues esto es, ni mas ni menos, es lo que esta ocurriendo en Locombia: la sed de los niños de La Guajira (que tanto preocupaban al Presidente antes de la selecciones) terminaron chapoteando en el lodo del desastre de la unidad de riesgo.
Fecode el incondicional amigo Petrista, que le obsequio 500 millones de pesos y que era su mejor aliado, esta a punto de entrar en paro indefinido, para protestar porque la EPS del magisterio que se suponía iba a ser el plan modelo, dejó al descubierto que no era mas que una burda maraña de improvisaciones.
Y nuestra vicepresidenta, a orgullosa representante de la Afrocolombianidad, resultó mas gastona que una niña con tarjeta de crédito en Unicentro. Y ni hablar del Ministerio de la Igualdad ahora convertido en una ecuación macabra:
IGUALDAD=CERO RESULTADOS.
Y que me dicen del plan contra la corrupción, hecho trizas por el propio Ministro de Salud, quien para solucionar la falta de drogas, arenga a sus propios ejecutivos, a comprar medicamentos a “cualquier costo que después demandamos a los proveedores”. (sic)”
Menos mal que en la lejana época de nuestro hermanito travieso, jugando en los pesebres, no había hospitales ni EPS’s , pues de otra manera el bebé loco, ya las habría incendiado.
Ahora los colombianos nos sentimos maniatados y acostados boca arriba, rezando para que el niño maniático no nos vaya a hacer más males.