En el espacio donde haga presencia o tenga incidencia, Gustavo Petro dejará sembrada la semilla del odio, el caos y la incertidumbre. Considero que nada distinto se puede esperar de alguien que pretendía dar solvencia a los problemas sociales de una nación con alzarse en armas, perturbar la paz y dar rienda suelta al terrorismo.
Nuevamente, Petro lidera bajo estas banderas, pero sin el camuflaje, desde la urbe y las redes. Así lo hizo ver con un tuit que parece inocuo frente a ojos de un incauto, pero que tiene como fin coaccionar contra la loable y titánica labor del programa de vacunación nacional. El máximo líder de la Colombia Humana tuiteó: “Las vacunas no sirven para el virus covid-delta, según primeras investigaciones”.
Este desafortunado mensaje fue tildado por la misma red social de Twitter como engañoso. No es para menos, pues a la fecha, aunque no hay cuadros clínicos más severos de esta variante (se entiende que es poseedora de la misma carga viral, aunque es de conocimiento de todos que presenta mayor transmisibilidad), no hay pruebas de que las vacunas sean ineficientes contra esta.
Me permito informarle al exguerrillero Petro que, según el epidemiólogo de la Casa Blanca, el doctor Anthony Fauci, hasta el momento todas las vacunas reducen la hospitalización y la muerte; esto incluye todas las cepas del virus.
Por lo visto, Gustavo Petro se equivocó de vacunas, pues, probablemente, él tenga la potestad de hablar con propiedad meramente de las vacunas, pero de las extorsivas, esas que se aplican a ciudadanos y empresas no con el ánimo de curar, sino de desangrar y sumir al país en el caos.
No dejemos que el epidemiólogo del M-19 inyecte a Colombia con la vacuna del socialismo.