La imagen de Petro se me ha venido al suelo. No es para menos. Me cansé de su incoherencia. Aparentemente detesta a los medios de comunicación que son controlados por los grandes conglomerados económicos pero si lo llama la W del grupo Prisa sale corriendo y si lo llama Vicky en Semana también. ¿no se da cuenta que lo están manipulando? Lo peor es que funciona, el martes la W para contrarrestar el estreno de Vicky en Semana lo llamó y dobló a la blonda periodista. Este jueves Semana tuvo que recurrir a la fórmula para por fin superar los cinco mil usuarios conectados. Petro es como el juguete, el fetiche que cuentan los grandes medios para que les levante la audiencia.
A mi se me hace completamente decepcionante que el Senador no haya podido capitalizar los 8 millones de votos que recogió en las elecciones presidenciales del 2018 y ahora ni siquiera sea la voz de la oposición. Entonces va al programa de Semana y dice que el gobierno de Duque es criminal y todo se queda en el ruido, en la falta de rigor, ni una prueba para afirmar lo que dice. ¿Qué espera el uribismo para denunciarlo por injuria y calumnia? Ahí está de autoparlante del extremo que ha radicalizado aún más la lucha política. Frases como llamar a Duque títere y echarle la culpa a Uribe del bombardeo ya suena trillado.
Cuando Vicky Dávila anunció que su invitado de este jueves era Petro pensé que a última hora la dejaría plantada, creí que tenía dignidad sobre todo después de lo mal que ha hablado de ella. Pero no, obediente hizo caso y ahí estuvo, alimentando a la gente que lo odia y que lo ama, confirmando que después de Uribe es el fenómeno político que más rating da.