La ciudad no importa, la votación en la “posible revocatoria”, esa si que tiene toda la importancia. El famoso decreto que cambiaba el pico y placa en el sector del centro de Bogotá, estalló en mil pedazos cuando los analista de Petro le contaron que todos los comerciantes del centro habían iniciado una “tutelatón” al estilo de las que abogados y funcionarios de la alcaldía realizaron, para contrarrestar la destitución decretada por el procurador.
Un poco de su mismo veneno le querían dar a Petro y, fue tal el susto, que sin miramiento ninguno con los- sesudos estudios- del secretario de la movilidad, de un plumazo y sin haber entrado en funcionamiento, derogó el decreto sin ninguna explicación, sin argumento alguno, sin mas ni mas, como es su estilo.
¿Sabe usted cuantos cientos de millones de pesos se gastaron en publicidad para advertir que la voluntad de Petro se impondría, para terminar de quebrar a los comerciantes del centro de la ciudad?
Una nueva chambonada, al estilo de la de las basuras, estamos viviendo, y eso que apenas corren los primeros días de febrero. Que tal pues, si para desgracia de Bogotá, el desorden en la justicia, y la venalidad de algunos jueces y magistrados lo dejan en la alcaldía por el resto del período.
Que bueno será que el contralor de Bogotá ( ¿será que sigue en el cargo?) pida a los diferentes medios de comunicación, periódicos, revistas, emisoras de radio y canales de televisión, los dineros que se facturaron para sufragar esta nueva improvisación, que termino en aculillada mayúscula y le cuente a la ciudad, como es su obligación, de cuanto fue el chiste.
Que bueno será que el desprestigiado Concejo de la capital emita algún sonido, diferente al de los negociados, para ejercer el control político en esta, una más, de las tantas de Petro.
Será que los defensores de oficio del alcalde dirán ahora que quien redactó el dichoso decreto fue el procurador Ordoñez .Estamos viviendo tal carga de cinismo desde la alcaldía, que no faltará el juez o magistrado que salga y lo afirme.
