En el discurso de instalación de sesiones del Congreso de la República por parte del presidente Gustavo Petro hemos visto a un mandatario autocrítico, al iniciar su disertación con el reconocimiento de los errores que se cometieron en sus Gobierno, al pedir perdón al pueblo colombiano por el caso de corrupción en la UNGRD, pero sobre todo al pueblo de la Guajira, hacia donde estaba dirigido el beneficio si no hubiese el actuar corrupto de Olmedo López.
El presidente Petro reconoció el error al haber nombrado a Olmedo. Mientras hablaba se le vio compungido por la afectación que representa para el Gobierno del cambio, cuando se hace ingentes esfuerzos por lograr los mejores beneficios para la población colombiana.
Su discurso estuvo dirigido en torno a tres ejes: economía, paz y sociedad. En cuanto al desarrollo económico hizo referencia a uno de sus temas fuertes que han sido mencionados en campaña electoral, en los foros internacionales y en referente que hace de la política del cambio: el extractivismo por ser una de las economías que genera riqueza con la destrucción del planeta, pero también por ser una fuente económica ficticia; si tenemos en cuenta que la economía sostenible se hace con base en el trabajo humano, el músculo del trabajador y el cerebro.
Con estos elementos, Petro menciona que en una oportunidad una periodista le preguntaba que cómo iba a reemplazar la economía que se produce con los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón. La repuesta fue el turismo. En el día de hoy, las estadísticas dicen que sí se puede. En el último año llegaron 6 millones de turistas al país de la belleza. Colombia es un país con altos indicadores de biodiversidad, pluriculturalidad y paisajes. Es decir, en este país hay varios países a la vez. Sí es posible reemplazar el petróleo por turismo: no solo lo dice Colombia, lo dice el mundo.
En lo que tiene que ver con la paz, mencionó los tres momentos que ha vivido el país en factores de violencia: el primero es la lucha fratricida que se entre liberales y conservadores que llevaron a matarse campesinos y pueblo trabajador en momentos de fanatismo en los que se defendía a secas el color azul o el rojo.
El segundo momento es el de la insurgencia armada, en la cual se empuña un arma por razones ideológicas; en una lucha promovida desde la base o que los gobiernos liberales y conservadores con posición oligárquica los propiciaron, como el abuelo de la señora Paloma Valencia. “De aquí salí yo”, dijo el señor presidente. Y claro fue el crecimiento de las guerrillas marxistas y nacionalistas, con un alto contenido ideológico.
Y el tercer momento lo constituyen los grupos que cuyo fin es la codicia, con algunas excepciones de algunos grupos que aún quedan con ideología. Con esto el diálogo y la paz es más complicada porque su fin es ganar y ganar en oro y metales preciosos. Según la religión, la codicia es de los males más difíciles de detener por ser uno de los pecados capitales.
El tercer eje, al que se refirió el presidente Petro fue a la sociedad. En él se enfatizó hacía las oportunidades al sector rural con la entrega de tres millones de hectáreas de tierra al campesino que la trabaja. Para ello se les viene ofreciendo compra a los terratenientes que tienen sus terrenos que no producen comida para que pasen a manos de los campesinos que los pongan a producir. Esta es una bandera del Gobierno Petro que le da realce. De lograr esta meta, o sobre pasarla, el Gobierno del cambio tiene asegurada la continuidad con otro de los grandes líderes que están surgiendo desde las toldas de los sectores alternativos.
Entre otro de los factores mencionados por el presidente Petro, y que llamó la atención, fue el movimiento económico de las IPS (clínicas y hospitales) que han contribuido a reactivar la economía. Todo por el pago directo que les hizo el gobierno (eliminando el eslabón de las corruptas EPS (intermediarias)).
Le fue bastante bien al presidente Petro en la instalación de sesiones del Congreso, y le va a ir mejor.