Las afinidades entre Juanpa y Petro saltan a la vista. Son igualmente perversos, teatrales, desleales, ineptos y ambiciosos. Ninguno tiene ideas claras sobre nada pero se dejan mover por corrientes izquierdistas que les garantizan el éxito, que es lo único que les importa. Petro las trae desde su época en el M-19 y Juanpa las ha heredado de su hermano Enrique, marxista auténtico y constructor lúcido de este plan siniestro.
Petro y Juanpa se aliaron en las pasadas elecciones presidenciales. El hecho fue público y notorio, como son aquellos que por evidentes y de general conocimiento no necesitan prueba. A la candidatura de Juanpa contribuyó Petro de manera escandalosa e impúdica. Todos los resortes del poder y todos los medios de la ciudad se pusieron al servicio de aquella candidatura. Hicieron publicidad, dieron regalos, prometieron más regalos y consiguieron lo que se proponían. Voltearon la capital, uribista convencida, hacia las toldas populistas del candidato de Petro.
El pago no se hizo esperar. Juanpa paralizó en el Consejo de Estado la destitución de Petro y está trabajando, sin embozo ni vergüenza, por la destitución del Procurador. Y cuando Petro amenaza naufragio por sus corruptelas y por su ineptitud, la Nación le tira los salvavidas que requiere: el Metro, mientras es posible, y cuando no es posible, promesa de la ALO y ayuda, también prometida, desde luego, para los transmilenios y las vías que el inútil Petro no ha sido capaz de construir.
Ambos manejan el presupuesto como les da la gana. Juanpa lo repartió en mermelada y en las porquerías que se hicieron desde la Registraduría del Estado Civil, y ahora Petro es el que salta a la palestra publicitaria. Y no hay medio de comunicación en Colombia que aguante un cañonazo de millones en anuncios.
Los dos necesitan la Alcaldía de Bogotá y están trabajando de la mano. Clara López se quedará viendo un chispero y Hollman Morris saltará a la arena, lleno de puestos, de plata, de favores. Mientras Rafael Pardo comprenderá, demasiado tarde, que hay algunos políticos peores que los que lo acompañan. O que dicen acompañarlo.
Bogotá no es bocado liviano. Pero necesitan más. Medellín por supuesto, es un plato suculento. Y Antioquia es aún más apetecible. El Valle y Cali les hacen ojitos. Ubeimar no sabe lo que le viene pierna arriba y los “cívicos” de Rodrigo Guerrero son demasiado buenos para comprender.
En el resto del país la campaña se hará bajo el signo de la paz. Otra vez. Solo que en ésta tienen el póker de ases. Porque falta la jugada maestra, que es la que se prepara, contando con todo el aparato que se necesita y con la inevitable participación de los idiotas útiles. Lenin fue el primero que lo advirtió. Hay ricos que venden la soga con que los van a ahorcar.
Se preguntará el lector cuál es la jugada maestra que falta. Pues falta, claro, pero no por mucho tiempo. Y es que el candidato obvio de la paz de Juanpa es Petro. Con las cartas tapadas, Petro juega hace rato a ser el candidato del chavismo, del castrismo y de las Farc.
La relación de Petro con Chávez era demasiado evidente para discutirla. Entraba a Venezuela sin pasar por Migración y a Miraflores como dueño de casa. Con su primera esposa mantenía esa relación vigente y ahora, con Maduro, es el soporte de su régimen. ¿Quién arregló el problema que creó una inadvertencia de la Cancillería pidiendo la libertad de Leopoldo López? Pues Petro. ¿Y con quién se pueden presentar las Farc a las elecciones presidenciales sin hacerse demasiado evidentes? Pues con Petro, por supuesto.
Petro ya tiene el arsenal de ricachones dispuestos a financiarlo. Algunos desde tiempo atrás, que no se hacen demasiado visibles y toman la precaución de vivir lejos. Los otros darán el saltico a cambio de unos billoncejos, como los que Juanpa empieza a repartir.
Y tiene las convenientes divisiones internas que le facilitarán la tarea. Vargas Lleras sigue convencido de que con cascos, dobles calzadas y casitas gratis, es el candidato. El es muy malo. Pero los hay peores. Y tampoco lo cree. Ya verá, demasiado tarde, lo que le tienen preparado.
Hay que triturar al enemigo. Al que estorba mucho le ponen una bomba, cuando no fue bastante la coz del Tartufo. El autor de este escrito lo puede certificar. Y al Presidente Uribe, y a sus amigos del Centro Democrático les han montado la jauría depredadora. La administración de Justicia, con Fiscal adelante y Presidente de la Corte y Consejeros de Estado enseguida. Y con una carga de medios obsecuentes, como Colombia no la conoció jamás.
Petro a la Presidencia y las Farc al Poder. Es el Plan de Enriquito, que Juanpa ejecuta. Los que no lo entiendan, no entienden nada.