Haciendo cuentas largas, digamos que en promedio Petro debió subirle al pasaje por lo menos 300 pesos. Si usted es usuario frecuente de TransMilenio lo usará más o menos unos 260 días al año, si es ida y vuelta estamos hablando de 520 pasajes, esto multiplicado por 300 da 156 mil pesos; ese dinero se lo ahorró usted. Pero ocurre que para el sistema neoliberal que tenemos, la administración pública no está para ahorrarles dinero a los ciudadanos, sino para sacarle el mayor beneficio, (el cual irá a parar a las arcas de unos señores llamados “inversión privada”) porque usted antes de ser un ciudadano es un consumidor.
Al colocarle un tris más de malicia a la cuestión, ¿no será qué existe un cierto temor por personajes como Petro en la presidencia? Temor por alguien que empiece a pasarle una factura justa al sistema bancario y a sus tasas de interés que más parecen pirámides. Por ejemplo, sus ganancias de enero a septiembre alcanzaron a los 12.8 billones de pesos con un crecimiento del 18% (Portafolio, nov 16-2016) ¿quién permite esto? Pues el estado débil que autoriza el funcionamiento de bancas como la española quienes aquí cobran intereses que en España son catalogados como delito.
El sector de los servicios públicos, especialmente en las grandes ciudades ha sido copado por empresas privadas algunas de ellas extranjeras. Curiosamente nuestra ley antimonopolios no permite que el estado sea el mayor accionista, o sea, prohíbe que las ganancias de los servicios públicos vayan a impactar positivamente el bolsillo de los ciudadanos. Pero deberíamos preguntarnos ¿por qué un servicio público debe generar ganancias, acaso la idea no es que al ser un servicio para todos los ciudadanos se haga con la mayor rentabilidad para ellos y no para unos cuantos particulares?
Usted que es padre o madre de familia, o usted joven que quiere estudiar; no le da la impresión que el sistema educativo se fundamente en la capacidad monetaria para adquirir un título. Nuestras políticas educativas actuales, responden a líneas de políticas internacionales promovidas por grupos de poder que buscan convertir todos los servicios públicos en fuente de riqueza para las grandes corporaciones. De igual manera se promueve la educación solo como un logro personal y no como la herramienta eficaz para prestarles un servicio a los demás ciudadanos.
Si usted no se decide a participar en política, le tengo una mala noticia, los politiqueros de siempre hacen y deshacen con nuestro presente y con el futuro de las nuevas generaciones. Su mayor herramienta es este imaginario social colombiano, en el que nos consideramos: incapaces de cambiar el rumbo de nuestra sociedad.
Aún a pesar de las circunstancias adversas, la solución a esta problemática está en su voto. Por eso a informarse desde ya. Recuerde que si no quiere a las FARC en el poder pues no vote por ellos, sino quiere a los mismos de siempre en el poder, pues no vote por ellos. Si queremos un estado fuerte y cercano a los intereses de la ciudadanía es el momento de construirlo. Invirtamos más tiempo en la lectura y compartamos lo que contribuya al espíritu crítico; es sencillo, se trata de creernos el cuento que SÍ podemos cambiar el rumbo de nuestra sociedad.
@alejaandro20