Gustavo Petro pidió a la dirección de "Progresistas" no presionar a Peñalosa para que respalde su gobierno. Demuestra gran inteligencia y tacto político. Presionar al precandidato presidencial verde es contraproducente. No se le pueden pedir peras al olmo.
Los dirigentes de “Progresistas" no han entendido que lo más importante no se está jugando en la lucha por la Presidencia de Colombia ni por el Congreso. Lo fundamental hacia el futuro consiste en que si se pierde el gobierno capitalino y se "quema" a Petro, el proyecto progresista y democrático en Colombia sufrirá un gran revés.
Eso lo tienen claro las clases dominantes. El aplazamiento de la fecha de la revocatoria contra el gobierno de la “Bogotá Humana” fue un golpe bajo del gobierno de Santos, orquestado por Vargas Lleras. Libera las manos a muchos políticos para – una vez pasadas las elecciones del 9 de marzo –, impulsar el "SI". ¡Van con todo!
El año 2014 será determinante para Colombia no por los resultados electorales para Congreso o para Presidencia sino por sí la oligarquía logra derrotar a la “Bogotá Humana” y al único prospecto popular con posibilidades reales para la Presidencia de 2018.
La “trinca” contra Petro que se está armando – ante el fracaso de la estrategia liderada por el Procurador –, va a obligar al Alcalde de Bogotá a cambiar de estrategia. Del “NO” a la revocatoria deberá pasar al llamado a la abstención, como propone Guillermo Alfonso Jaramillo. Será un paso atrás, pero necesario. Lo otro es desconocer que TODO el establecimiento oligárquico – incluyendo a Santos –, está jugado por aplastar a Petro.
Lo anterior nos lleva a reiterar que la mayoría de dirigentes democráticos y de izquierda no se han percatado de la realidad que vive el país. Mientras el mismo gobierno aceptó en la Mesa de la Habana que la democracia colombiana no ofrece plenas garantías para participar en la vida política a los partidos de oposición y a las organizaciones sociales, los dirigentes – en su mayoría candidatos – actúan como si esa situación no existiera. Parecen no ver la mano poderosa que utiliza grandes capitales y medios de comunicación para detener todo proyecto democrático que ponga en peligro sus intereses, y usa el presupuesto nacional como “mermelada” para comprar a millones de votantes.
En contraposición a esa actitud dócil y resignada de los dirigentes democráticos y de izquierda, una parte importante de la población está asumiendo una posición de rebeldía frente a las elecciones controladas y manipuladas por el establecimiento dominante. Muchos confunden esa rebeldía con una supuesta apatía. Pero no es así, el mensaje es claro: “¡No al juego de tigre con burro amarrado!” Ello explica el auge del Voto en Blanco.
Es en esa dimensión que hay que analizar lo que ocurre con los partidos de izquierda. No es sólo la falta de unidad lo que los afecta. Es su creencia – insólita – que el futuro de la Paz y del país se va a jugar en el próximo Congreso de la República. Cuando estamos viendo que los movimientos populares obtienen lo poco que se le puede arrancar al régimen mediante la acción extra-parlamentaria como las movilizaciones y protestas, los partidos que debieran estar a la vanguardia de esas luchas se desgastan por obtener unas cuantas curules que legitiman la precaria e insulsa democracia existente.
Es por esa circunstancia que podemos afirmar que la Alianza Verde fue un mal diseño. Los giros a la derecha de Antonio Navarro y los tímidos giros a la izquierda de algunos verdes, finalmente fueron anulados por la inercia electorera y oportunista que hoy predomina en ese proyecto. Dicha “alianza” no pasará de ser otra coalición de momento para obtener unos cuantos votos. Algo similar a otros esfuerzos que se han hecho en los últimos años.
Alianza Verde no será hacia el futuro ni el movimiento ni el partido de Petro. Una parte de sus dirigentes terminará donde Uribe, otra se irá con Santos y el resto tendrá que volver con la Izquierda (ojalá renovada). Después de las elecciones de marzo y mayo habrá que barajar de nuevo para construir un verdadero movimiento democrático que se proponga cambios estructurales en nuestro país. La dura realidad nos obligará en el futuro inmediato a volvernos a unir pero sobre nuevos presupuestos, nuevas visiones y altos valores éticos.
Los resultados electorales del 9 de marzo de 2014 tendrán que hacernos recapacitar a todos. La crisis de la democracia representativa va a afectar sobre todo a los partidos de izquierda. Sus principales dirigentes sólo reaccionarán después del duro batatazo que el mismo pueblo nos va a dar. Lo más avanzado de las masas populares está exigiendo nuevas formas de acción política mientras la dirigencia no capta todavía el mensaje. Las nuevas circunstancias nos harán reflexionar, volvernos a juntar y rediseñar nuestra acción colectiva.
Un Nuevo Proceso Constituyente “desde abajo” tendrá que surgir como alternativa. Bajo las actuales condiciones “democráticas” nuestros esfuerzos se estrellan contra una pared de corrupción, iniquidad, ignominia y desfachatez oligárquica. Nuevos caminos tendrán que aparecer a la vista y por ello es urgente diseñar nuevas formas de abordar la acción política.