Gustavo Petro es acusado de populista, lo cual es parcialmente correcto. Es también tildado de revolucionario, lo cual es indirectamente verdad. Pero lo que acaba siendo errado es que sea un candidato de izquierda, por lo menos que lo sea en el sentido de que tal pueda ser su ubicación en el espectro ideológico de las propuestas políticas.
La ‘izquierda’ como propuesta politica supone un planteamiento que va más allá de una actitud o talante personal. Sea con los nombres de ‘comunismo’ o ‘socialismo’ o incluso ‘marxismo’, incluye la centralización del poder en un partido único, la propiedad de los medios de producción en cabeza del Estado, la igualdad de todos los ciudadanos como objetivo del orden social, y las restricciones necesarias a las libertades privadas y públicas para lograrlo. Es un concepto integral y estructurado de modelo económico, político y social.
Entra en esto el caso muy especial del tema de la función social de la propiedad. Tal cual lo predica y defiende la propuesta neoliberal o ultracapitalista, el derecho de propiedad es absoluto por ser la base de ese sistema económico y social; pero otra visión es la que asume el principio de una izquierda progresista según el cual sobre el derecho personal a la propiedad prevalece su función social.
Hasta dónde se adhiere a uno u otro de estos dos principios es lo que fundamentalmente caracteriza la diferencia entre la ‘izquierda’ y la ‘derecha’.
La Constitución y la Jurisprudencia colombiana ya lo tienen definido en forma clara y extensa:
La Constitución Colombiana de 1936 señaló que ‘la propiedad es una función social’. Lo cual no significa que con el derecho de propiedad existe una obligación anexa, sino que, por su naturaleza, su misma razón de ser es cumplir una función social.
Y según sentencia de la Corte Constitucional: “(…) el propietario no es un sujeto privilegiado, sino …. alguien que debe administrar lo que posee en función de los intereses sociales (prevalentes respecto al suyo), posesión que solo se garantiza, en la órbita individual, a condición de que los fines de beneficio colectivo se satisfagan.”
Pero lo desafortunado es que es un hecho que tal enfoque no es el que hasta ahora han aplicado los gobiernos.
En una interesante entrevista Petro hace una exposición respecto a esto. Infortunadamente, como lo dice alguna seguidora de Colombia Humana, los medios de comunicación son el primer anillo de seguridad del régimen, y por eso esta no ha sido divulgada para el grueso público.
Pero otro hecho es que Petro lo que es en el momento es un candidato en campaña. Lo que él busca es el respaldo del inconformismo con el régimen o con el sistema bajo el cual nos encontramos. Es algo como entre el lobo disfrazándose de oveja (como lo ven algunos y hasta cierto punto responde a una realidad) y un demagogo que usa y cree en algunos conceptos de izquierda.
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Para bien o para mal la personalidad de Petro trasciende a sus propuestas
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Y para bien o para mal la personalidad de Petro trasciende a sus propuestas. El estilo y la forma en que las presenta dificulta debatir sobre su contenido.
Por eso, cuando ilustró su posición con el ejemplo de las tierras de Uribe y la función social de la propiedad, lo que recogieron los medios fue interpretado como una sed de venganza o como una amenaza de un peligro ‘chavista’.
La pregunta que nace (aún sin respuesta) es: ¿servirá Petro (o en cualquier caso, su campaña) para promover unos cambios hacia un progresismo liberal? ¿O, por el contrario, por su personalidad y la falta de una propuesta de izquierda articulada, lo que servirá es para producir rechazo hacia la posibilidad de esos avances?
