Petro, el presidente que Colombia necesitaba
Opinión

Petro, el presidente que Colombia necesitaba

¡No me caigan a la yugular!, permítanme explicarme

Por:
agosto 28, 2023
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Lo mejor que le pudo pasar a Colombia es que Gustavo Petro llegara a la Presidencia. ¡No me caigan a la yugular!, permítanme explicarme.  Esa convicción la tuve desde el momento en el que fue elegido y hoy la tengo más firme que nunca.
Para empezar, en el país se había creado un clima propicio para que un líder de izquierda llegara al poder. En parte, hay que admitirlo, por las desigualdades sociales que padecemos y en parte porque esa misma izquierda se encargó de exagerar esas inequidades y de crear la sensación de que, en esa materia, Colombia es el peor país del mundo.

Como aconsejaba Maquiavelo, hay que repetir una mentira muchas veces hasta que se convierta en verdad. Esa fórmula la aplicó a rajatabla la izquierda, y en especial Gustavo Petro. Tanto reiteró el petrismo que el sistema de salud colombiano es el peor del mundo, que la cobertura en servicios públicos es pésima, que la calidad de vida de los colombianos se ha deteriorado dramáticamente, que la cobertura en educación es mínima, que los colombianos terminaron por creerlo.

No importa que todos los indicadores muestren lo contrario. Por ejemplo, en el ranking de la Organización Mundial de la Salud, el sistema colombiano ocupa el puesto 22, por encima de sus pares de Estados Unidos, de Canadá y de todos los países de Latinoamérica. Algo similar ocurre con los demás indicadores. La verdad es que la calidad de vida de los colombianos ha mostrado avances muy importantes en los últimos 30 años. En todos los frentes: en el ingreso real de la población, en la cobertura de servicios en la calidad de la educación. Es cierto que falta mucho, pero no estamos en el primer día de la creación como nos ha hecho creer el petrismo.

Tras el llamado estallido social del 2021, Colombia era una olla a presión. Y la única forma de desactivarla era dándole la oportunidad de gobernar a quienes instigaron ese estallido. Además, luego de tantos años de gobiernos de derecha o de centro era saludable darle a la izquierda la oportunidad de asumir el poder.

Hacer balances definitivos cuando el petrismo lleva 13 meses en la Presidencia y cuando le faltan tres cuartas partes del mandato, sería apresurado. Pero como decía mi abuela, por el desayuno uno puede vislumbrar como va a ser el almuerzo. Y la verdad es que ese ‘desayuno’ ha sido bastante flojo. En todos los frentes. A estas alturas los colombianos, y ojalá el presidente también, tenemos claro que una cosa es hacer oposición y otra es gobernar. Y que quienes son buenos para lo primero no necesariamente lo son para la segundo.

En casi todos los frentes, al gobierno Petro le ha ido mal. Una de sus principales prioridades, la paz total, hasta ahora ha resultado un chasco. No hay el menor avance en los diálogos con los grupos armados ilegales. Y la violencia y la criminalidad se han disparado de una forma alarmante. Delitos como el secuestro, según el propio ministro de Defensa Iván Velázquez, han crecido casi un 100%. Algo similar ha ocurrido con la extorsión. Los homicidios no bajan lo mismo que los delitos contra las personas como el atraco y el hurto en todas sus formas.

Las reformas de la salud y laboral se hundieron. Y la pensional avanza muy lentamente. En el plano político el panorama es desastroso. Las mayorías que el gobierno había conformado en el Congreso se diluyeron y las alianzas con varios partidos se rompieron, en algunos casos, de formar irreparable. O sea que las perspectivas para esas iniciativas son, por decir lo menos, son muy inciertas.

Otra bandera que perdió prematuramente el Gobierno fue la de la lucha contra la corrupción. Es claro que Petro se quedó sin autoridad moral para enarbolar esa bandera luego de que su hijo y heredero político, Nicolás, se viera envuelto en un escándalo de marca mayor, por cuenta de la recepción de dineros de muy dudosa procedencia para la campaña petrista. En este caso el pecado fue doble: primero haber recibido plata de personajes tan siniestros como Santander Lopesierra, conocido en el mundo del hampa como el Hombre Marlboro. Y segundo, haberse apropiado de esa platica que debía usarse en la campaña de su padre.

Que el hijo de un presidente en ejercicio esté involucrado en semejante lío no tiene antecedentes en el país. Con lo cual el daño para el mandatario es inmenso. Y la reacción de Petro Papá no pudo ser más equivocada. Aquel ‘yo no lo crié’ es una lavada de manos tan torpe como el famoso “todo ocurrió a mis espaldas” que usó Ernesto Samper para tratar de evadir su responsabilidad por el ingreso de dineros del Cartel de Cali a la campaña que lo llevó a la Presidencia.


Para que los colombianos tuviéramos claro cómo gobiernan los Chávez, Kirtchner, Correa, Lula, Evo, Ortega y demás, teníamos que tragarnos el sapo de padecer a Petro


Lo cierto es que al completar un año largo en la Presidencia, por donde se le mire el balance de Petro es paupérrimo. Insisto, aún es temprano para hacer balances definitivos, pero es indudable que el gobierno va por mal camino. Y que Petro ya dilapidó buena parte de la popularidad que tenía el 7 de agosto del 2022.

En parte por la suma de errores que ha cometido. Y en parte por dos vicios que suelen tener los gobiernos de izquierda latinoamericanos: el primero, el hábito de embelesarse con el poder y segundo, la costumbre de involucrar su ideología radical para afrontar los problemas, lo que les impide actuar con pragmatismo y realismo. Esas dos razones son las que suelen llevar al fracaso a los gobiernos de esa tendencia ideológica.

Es doloroso decirlo, pero para que nos diéramos cuenta de esa realidad, teníamos que vivirla en carne propia. La mejor forma de evitar cometer errores es padeciéndolos primero. Y para que los colombianos tuviéramos claro cómo gobiernan los Chávez, Kirtchner, Correa, Lula, Evo, Ortega y demás, teníamos que tragarnos el sapo de padecer a Petro.

Por eso me reafirmo en que lo mejor que le pudo pasar al país es tener a Petro en la Presidencia. Y el sapo tenemos que tragárnoslo entero, el peor error que podríamos cometer es victimizar al presidente, porque ellos sí que saben sacarle jugo a esa victimización. A Petro hay que darle la oportunidad de que siga metiendo las patas durante los próximos tres años. Si el costo que tenemos que pagar para evitar tener que padecer este tipo de gobiernos es ese, hay que pagarlo con gusto.

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