Definitivamente el mayor enemigo de Gustavo Petro es Gustavo Petro: por intentar pasarse de listo y por hablar, o escribir, más de la cuenta, se la pasa pegándose tiros en el pie.
A lo largo de estos casi tres años de gobierno, Petro se ha hecho muchos autogoles olímpicos. Su incontinencia verbal y digital han sido el origen más frecuente de sus embarradas. El que mucho habla, y mucho tuitea, mucho erra, decían las abuelas.
Cada vez que el presidente se desvela, la Casa de Nariño tiembla. Como cuando le dio por cazar pelea con ese otro gallito que es Donald Trump, un domingo a las tres de la madrugada.
A esa hora, cuando todos los colombianos dormíamos, el gobernante colombiano subió un trino en el que ordenaba impedir el aterrizaje en suelo colombiano de unos aviones que traían deportados de Estados Unidos.
El resultado de semejante imprudencia ya se conoce. Ante la perspectiva de que Trump le impusiera aranceles del 25 % a las exportaciones colombianas, Petro tuvo que recular. O mejor algunos de sus más cercanos colaboradores metieron la reversa.
Ante semejante estropicio, y para evitar nuevas crisis, Laura Sarabia, que es la que manda en el Palacio de Nariño, debía ordenar que decomisaran el celular presidencial entre las 10 p.m. y las. 6 a.m.
La ley social X ha sido el escenario más frecuente de las salidas en falso del Mandatario. A continuación enumero algunas de ellas: puso un post denunciando la mala atención de los hospitales en Antioquia y como demostración de ese problema subió una foto de un hospital venezolano; en otro trino confundió a la escritora Isabel Allende con María Isabel Allende Bussi, la hija de Salvador Allende.
En otro discurso llegó a una conclusión brillante: “Estados Unidos se llaman así porque antes estaban separados y luego se unieron”
Motivo de burla mundial a nivel internacional fue la propuesta del presidente colombiano para reducir las tasas de criminalidad en el país: “si logramos que una serie de actividades que hoy se consideran crimen mañana no se consideren como tal, lograremos bajar la criminalidad”, fue la insólita propuesta que hizo el gobernante. Material premium para los humoristas.
Pero las salidas en falso del Mandatario no comenzaron el 7 de agosto del 2022. La costumbre de hablar más de la cuenta le viene de atrás. Una afirmación que hizo en campaña se hizo célebre: “Yo, como presidente, en tres meses logro que el ELN se desmovilice”. Han pasado casi 32 meses desde que el hombre se posesionó y la desmovilización de esa guerrilla parece cada vez más lejana.
Sin duda, el oso más grande que hicieron el Presidente y sus más cercanos fue aquel famoso consejo de ministros que se transmitió por Televisión, calificado por los críticos como el mejor reality que se ha transmitido en mucho tiempo.
El regaño al Ministro de Educación por llegar tarde; las múltiples quejas por la presencia de Armando Benedetti, los pucheros de la Vicepresidenta, el lirismo del presidente... ¡En 200 años de vida republicana, Colombia no había presenciado espectáculo semejante!
El más reciente autogol que se ha propinado Petro tiene que ver, precisamente con la televisación de los consejos de ministros y, en general, con el uso abusivo de ese medio de comunicación para difundir sus intervenciones.
¡No contaban con mi astucia! Debe estar diciéndose Petro, al mejor estilo del Chavo del Ocho. Él cree que con el hábito abusivo de ‘mojar’ tv. todos los días en horario triple A, está causándole un gran daño a los periodistas, a los noticieros de televisión y a los canales privados.
Pero en realidad el gran perjudicado es él mismo: los colombianos están furiosos con esa “toma” exagerada de la televisión.Los pocos compatriotas que aún le comían cuento al presidente, aparte de los petristas pura sangre, ahora no quieren verlo ni en pintura, ni mucho menos en la pantalla chica.
La señora que se sienta a ver su novela, el señor que quiere ver su noticiero, el pelao que quiera saber a quién eliminaron en su reality de pronto encienden el aparato y se topan con la imagen y la perorata de Petro. Como para morirse de la rabia.
Además de abusiva es una estrategia inútil. Los petristas uno A que, como Gustavo Bolívar aman a su mesías, no requieren verlo cada noche para idolatrarlo más. Y los que no somos seguidores del Presidente no nos vamos a voltear porque nos lo embutan todas las noches en horario Prime.
Demostración de poder inútil que, de seguro, le va restar más al Mandatario de lo que podría sumarle.
Lo dicho. Petro es tan buen opositor que se ha convertido en el mayor contradictor de sí mismo.
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