Se ha dicho que en Colombia existen personajes que se consideran el ombligo del mundo para lo bueno y lo malo, tal es el caso del cambio climático en donde el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, pretende acabar inmediatamente con la explotación de Petróleo, si es elegido presidente, como si nuestro país fuera el gran contaminador mundial por los gases de efecto invernadero, cuando representa solo el 0,4 % del dióxido de carbono que va a la atmósfera, mientras que el partido comunista de China permite la mayor contaminación atmosférica con el 30 %.
Lo que significa que si Petro quiere aparecer como máxima figura en defensa del medio ambiente, debería invitar primero a sus hordas comunistas a quemar las banderas chinas, porque desde ese país es de donde surge la mayor amenaza para la especie humana, pues si sigue con ese ritmo de contaminación a los burócratas marxistas les va a tocar gobernar en los desiertos o en los mismísimos infiernos; claro que como siguen la consigna leninista acerca de que “salvo el poder todo es ilusión” poco les importa la suerte de la humanidad.
Desde luego que Colombia tiene la obligación de contribuir de manera eficaz a combatir el cambio climático, y de acuerdo a la última Cumbre COP26 en Glasgow(en donde no asistió China) el carbón es el combustible fósil más contaminante que se debería dejar de explotar en los próximos años.
También Colombia a tenor de lo acordado en la Cumbre climática tiene que frenar la deforestación que se presenta principalmente por los cultivos de coca y la minería ilegal, estimulados principalmente por la narcoguerrilla comunista, además de buscar en algunos años suspender el uso de carros que consumen combustibles fósiles, ello de manera progresiva.
Reconociendo a China como principal destructor del planeta que emite anualmente 12 mil millones de toneladas de CO2, el candidato presidencial Gustavo Petro, si quiere aparecer como auténtico ambientalista coherente con el medio ambiente, debería de proponer el dejar de comprar mercancías chinas.
Claro que es algo que no se lo permite su prosapia ideológica comunista; debido a que el “paraíso bello de la humanidad” que propone el bodrio marxista en su himno, tocará vivirlo en el averno.
Tampoco le hemos escuchado al candidato del Pacto Histórico, ningún reclamo al Partido Comunista de China, por el origen y propagación del Covid-19 en el planeta, notándose el respeto supersticioso que se le tiene a los burócratas comunistas de Pekín; cuando dicha peste aumento las desgracias y sufrimientos de la población mundial.
En cambio, si el origen del Covid-19 hubiera sido en EE. UU., no nos imaginamos a todos esos mamertos seguidores de Gustavo Petro, quemando banderas de USA.
Las propuestas destornilladas que ha hecho Gustavo Petro, nos dicen a las claras que el aspirante presidencial no ha renegado a pesar de acontecimientos como la caída del Muro de Berlín, a los fetiches marxistas del materialismo y la inevitabilidad, y que lo único que hace es enmascarar el discurso para que ingenuamente ciudadanos cándidos caigan en esa trampa, que llevara a Colombia a un país de pordioseros peor que Venezuela en donde mucha juventud colombiana que ve a Petro como un mesías, terminaran pidiendo limosna en países vecinos, como ahora lo hacen sus pares venezolanos en Colombia.
Indiscutiblemente, Gustavo Petro al no mencionar a China como principal fuente de contaminación universal, se quiere ir por las ramas con el asunto del petróleo en Colombia, cuya aplicación si llega a ser elegido presidente perjudicará a corto plazo la economía del país, aumentando en grado sumo la miseria de las masas que es una conocida estrategia comunista para consolidar la dictadura, situación que actualmente viven países Latinoamericanos, como: Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Un genuino ecologista sin sesgos ideológicos, debe denunciar en dónde se encuentra el principal responsable del calentamiento global que pone en peligro la vida en el planeta, y no hay que hacer mucho esfuerzo para reconocer al partido comunista chino que gobierna a ese país asiático, de manera que el repudio a la vesania de Pekín está en concordancia con una auténtica actitud humana.
Aunque no veremos a la tal Colombia Humana de Petro quemando banderas de China, puesto que el candidato comunista basa su monserga en el miserabilismo, la demagogia y el populismo.