En una pasada columna (https://www.las2orillas.co/petro-y-gaviria-los-dos-ninos-que-juegan-a-la-tapita/) del pasado 02/03/22 mencionábamos jocosamente cómo estos dos curtidos políticos se jugaban el destino del país con el juego a la bolita en un pueblo perdido de nuestra geografía. Advertíamos de antemano que la bolita de la tapita era un juego de tahúres donde siempre gana el prestidigitador más hábil, mientras el otro perdía toda su platica.
Hasta ese momento suponíamos que Petro era el mañoso, pues siendo guerrillero por tantos años, desarrolló la habilidad de permanecer escondido en la hojarasca de la selva tolimense, en donde se convirtió en el mago del camuflaje; situación que lo preparó para que mucho años después fuese capaz de efectuar esos saltos triples ideológicos tan dramáticos, como de pasar de ateo librepensador hasta caer de rodillas ante el papa para besarle su anillo; de saltar del marxista revisionista a convertirse en socialista de centro, peor aún, de fanático de la expropiación a democratizador de la riqueza.
El objetivo inmediato del candidato al solicitar una reunión con Gaviria era dejar flotando sobre el ambiente político la idea que efectivamente se había movido al centro, y así podría captar esa amplia franja liberal que vivió y votó bajo las toldas de MRL de López Michelsen, quien a su vez bebió en las fuentes mas puras de PRI mexicano, (expropiador y furiosamente anti-gringo), país donde residió tantos años.
A su vez, Gaviria aceptó semejante papayazo, pues sabía de antemano que Petro intentaba cambiar su look rojo rojito del chavismo por una camiseta rosadita menos estridente. Por lo tanto, se prestó al juego.
Sin embargo, Petro ignoraba que Gaviria nunca había cambiado de ideología, pues ha sido un liberal íntegro y fiel a sus principios ni ha olvidado su mala maña de sacar las castañas del fuego con mano ajena. Bástenos mostrar algunos ejemplos, de cosas que Petro no recordaba, tales como La ley 100, las Convivir, la apertura económica, la Catedral para Pablo Escobar y otras barbaridades más que fueron ideadas en el gobierno gavirista, pero otros personajes, vivos o muertos, cargaron con esos INRI.
Valga la pena una explicación adicional, útil en esta contienda electoral (ver Las2orillas de nov1/2018 https://www.las2orillas.co/quien-creo-las-convivir-2a-parte/). El proyecto de Las Convivir se presentó durante el gobierno gavirista y fue revisado por la Corte Constitucional varias veces, luego, bendecido por el Gobierno de Samper y muchos años después, adoptado por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe. Previamente la misma corte había estipulado que el responsable de cualquier desafuero de las Convivir sería el comandante de la brigada militar departamental en cuyo territorio se cometiera un exceso.
No obstante, Petro y Cepeda se han desgastado todo este tiempo culpando a Álvaro Uribe de ser el inventor de paramilitarismo y el dedo que movía todos los gatillos. Ellos han convertido esa falacia en el ADN de la ideología del pensamiento petrista. Por tal razón es inconcebible e imperdonable la metida de pata de Francia, de arrojar por la borda el primer sagrado mandamiento del petrismo: “odiarás a Uribe por sobre todas las cosas”, en el momento que acusa a Gaviria de ser el malo.
Si Petro hubiese recordado de antemano todos estos antecedentes, de seguro no se habría arriesgado a jugar a la bolita, con semejante maestro de la manipulación política.
Solo hasta la semana pasada el expresidente vino a descubrir que el PH “es política de odios , rabia, mezquindad y su lenguaje es incendiario” y nada podría ser más patético que la carta en la cual oficializó su ruptura con Petro, pues esta se convirtió en una bomba de profundidad que cayó directamente dentro de la sala de máquinas del invencible acorazado, partiendo en dos su estructura en plena tormenta. Al final, tanto el aspirante a presidente y la vice terminaron expresándose en dos lenguajes diametralmente opuestos, él en su alambicado bogotano y ella en su colorido afrocaucano sin tapujos.
¿Qué perdió Petro con la bolita que no vio?
- Perdió credibilidad porque validó inocentemente el “todo vale” Mockusiano.
- Perdió autoridad, pues resquebrajó la estructura jerárquica de PH.
- Perdió claridad ideológica, en el momento que Francia pisoteó sin misericordia “la primera epístola de San Petro”.
- Perdió los simpatizantes liberales del antiguo MRL.
- Perdió la oportunidad de hacer alianzas, porque asustó a los grupos mas moderados, religiosos, económicos y étnicos, con quienes venía adelantando negociaciones bajo el agua.
- Perdió esa franja inmensa de liberales indecisos quienes creían que Gaviria había olvidado el legado social heredado de López Pumarejo y ya empezaban a confiar en el PH.
