A Juan Diego Gómez, entonces presidente del Senado, no le produjeron ni sobresaltos ni sonrojos las circunstancias que rodearon la salida de la Dirección de la Aeronáutica civil de su recomendado Jair Orlando Fajardo, investigado por la Contraloría, entidad que reportó 21 hallazgos fiscales y disciplinarios tras poner la lupa sobre los contratos firmados durante un año de gestión. Gómez le consiguió el cargo siendo presidente del Senado y ahora la colectividad azul quiere conservar a toda costa esa cuota burocrática de la que emana un poder enorme.
VEA TAMBIEN: El cuestionado senador Trujillo toma el mando del partido Conservador
Fajardo fue designado durante el gobierno de Iván Duque y removido en julio de 2021, con el aval presidencial, por la ministra de Transporte Angela María Orozco. Como se trata de un cargo de libre nombramiento y remoción, la ministra no estaba obligada a ofrecer explicaciones, pero hay algo claro: la declaratoria de insubsistencia se produjo poco después de que el Aeropuerto del Café, en Palestina, Caldas -inaugurado simbólicamente en dos ocasiones- fuera inscrito como elefante blanco en el Registro Nacional de Obras Públicas Inconclusas.
Durante sus doce meses en el cargo, la cuota de Gómez firmó, según la periodista Paola Herrera, 835 contratos de prestación de servicios, unos cuantos de éstos con nombres suministrados por sus padrinos políticos en el Partido Conservador. La burocracia y el costo de los contratos que se mueven en la Autoridad Aeroportuaria es significativa y esa es una de las razones sustanciales por las que los conservadores quieren mantener ese fortín y lo ponen como condición para permanecer en la coalición de gobierno.
El senador paisa Carlos Andrés Trujillo, recientemente entronizado como presidente de los azules, cargo que logró tras una maniobra que tomó por sorpresa a Omar Yepes, quien había llegado a la presidencia apoyado por el expresidente Andrés Pastrana, logró quedarse con el Ministerio de Transporte -cuota azul que venía de Iván Duque y que Petro respetó- en el que logró que fuera nombrado Guillermo Reyes. De él depende ahora el apetitoso cargo que está en franca puja.
Esto explica también las trabas que han surgido con la posible llegada del General de la Fuerza Aérea Colombiana Luis Pinto, a quien su condición de experto en las lides de la aviación le otorga una ventaja competitiva frente a otros potenciales aspirantes. El oficial cuenta con el aval conservador, pero seguramente mantendrá una independencia técnica que no le interesa a Juan Diego Gómez. Este no repitió Congreso, por tener en la mira la gobernación de Antioquia, una elección costosa que requiere respaldo económico y cuotas burocráticas en puestos de decisión como los que tiene en la Aeronáutica civil, donde de paso están en juego dos jugosos contratos.
Su sobrino José David Gómez es nada menos que el Secretario General , encargado de todo el manejo administrativo -nombramientos y ejecución presupuestal- de la entidad. El cambio de gobierno no le ha significado nada y sigue tranquilamente manejando los hilos que llegan a todas las capitales de departamento de Colombia.
Óscar Gustavo Acosta Manrique es el director de Planeación de la Aereonaútica, también cuota del expresidente del Senado.
La jefe de la oficina jurídica, otro cargo crucial, está en manos de Silvia Helena Ramírez Saavedra por cuyo escritorio pasan los contratos que están por vencerse.
El senador Efraín Cepeda consiguió colarse entre los altos cargos que logró Gómez desde su influyente posición de presidente del Congreso. La Coordinadora de servicios general de la dirección administrativa, con mucho manejo, es Erika Vizcaino.
En manos de esta cúpula de copartidarios y amigos conservadores están decisiones que le significan muchos millones al país. Quien nombre y el nuevo equipo que llegue tendrá que adjudicar un contrato de vigilancia cuyo monto es por $ 300 mil millones y que habrá de firmarse en diciembre. Desde esa óptica, otros contratos interesantes son los de aseo para todos los aeropuertos y los 12 proyectos de infraestructura que incluyen la construcción de dos torres control. Todos estos negocios públicos están financiados con vigencias futuras, pero con plante en recursos de 2022.
No es casual entonces la puja por la Dirección de la Aeronáutica. Luce tan fuerte que después de dos meses el gobierno no ha conseguido nombrar al titular del cargo. Las presiones han llevado al ministro Trujillo a cambiar las reglas de selección y aceptar la caída del nombre de Adriana Ramírez. La presión del exsenador paisa para dejar a alguien de su confianza ha llevado a orquestar una campaña en contra del General (r.) Henry Pinto, quien además de contar con las credenciales temáticas fue uno de los militares que apoyó la campaña de Gustavo Petro antes de la primera vuelta presidencial.
Un grupo de funcionarios de la entidad propusieron que la selección del cargo quede en manos de una agencia de cazatalentos, pero la simple idea hizo que varias voces de la bancada conservadora pusieran el grito en el cielo. Esa posibilidad, sin embargo, parece descartada porque los méritos de alguna persona para un cargo solo pueden ser evaluados a la luz de las normas sobre carrera administrativa y esa tarea no puede ser delegada en particulares.
La Aereonáutica, entidad que regula y controla el tráfico aéreo de Colombia, es clave para los planes del presidente Petro de fortalecer la interdicción aérea en la lucha contra el narcotráfico. Su presupuesto anual de $ 2 billones y tiene una cobertura nacional. Sin duda es apetitoso plato; una puja en la que finalmente el presidente Petro debería tomar cartas en el asunto, ya que está en juego la seguridad aérea del país.