Hace un tiempo, cuando Jorge “Yoyo” Tovar, hijo de Jorge 40, fue postulado para ser el director de la Unidad de Víctimas del ministerio de interior, el hijo de un desplazado escribió una frase que aún me da vueltas; parafraseando decía: tiene razón el hijo del paramilitar Jorge 40, los crímenes de los victimarios no se heredan, pero lo que parece que sí se hereda en este país es la miseria a los hijos de las víctimas.
Averigüé en redes sociales quién había escrito la nota:
Que el hijo de Jorge 40 conozca lo que su padre hizo en mi casa
y me comuniqué con él. La historia es interesante.
Su nombre es Efraín Martínez, fue de los primeros desplazados por Jorge 40, en el Magdalena, llegó a Medellín y desde la miseria, junto con su familia, salieron adelante, estudió en la Universidad de Antioquia con préstamo en el ICETEX, siempre con dos trabajos para sostener a toda su familia. Se dedicó a la educación universitaria, llegando a ser investigador, escribió 3 libros sobre su trabajo con desmovilizados, 2 novelas, fue director del programa de administración de Empresas, decano de la facultad de Ingeniería y hasta llegó a ser candidato a la asamblea de Antioquia, magister y ahora es doctorando de la Universidad de Salamanca, su familia aún sigue esperando la restitución de tierras y asegura que sus padres no vivirán para que les entreguen los títulos de lo que ya era suyo.
Revisé sus redes y ha estado coordinando la campaña de Petro en un municipio de Antioquia. Pero hoy que veo todos los nombres que llegan a los ministerios, embajadas y demás instituciones, uno se pregunta si aún sigue siendo más fácil que los amigos de los Gaviria, de los Santos, de los Uribe, de los Tovar, de los Mancuso y toda aquella farándula de la política e influencers sigan gobernando por sus conexiones, por su cercanía al poder, por el conocimiento que han adquirido algunos a través del ensayo y error que tienen permitidas los hijos de las élites, porque los medios y la sociedad toman como natural estos nombramientos, porque el sistema sometió a las masas a ser gobernadas por otros. Habrá que esperar que los nombres de los que gobernaron con los creadores del problema, ahora ayuden a realizar los cambios que necesita el país.
Confiamos en que Petro mirará a las regiones, mirará a sus líderes y potenciará esa transformación de las maneras de gobernar. No solo habrá que gobernar, sino que habrá que crear una escuela de gobierno, seleccionando a los mejores del “pueblo”, el pueblo que salió a las calles a luchar los votos.