Al iniciar su gobierno (1), comparamos a Gustavo Petro con José María Melo. Aunque se esperaba una revolución, Petro tomó decisiones conservadoras, alineando al Congreso (…) y nombrando figuras de centro. Ya se cuestionaba cómo cambiaría el clientelismo y la corrupción, trabajando con muchos actores tradicionales (Benedetti, Roy) (Sarabia). Era claro que, si lograba consolidar una mayoría en el Congreso, podría tener una oportunidad histórica para reformas significativas, como la progresividad tributaria: NO fue así.
Pasado su primer año (1), había enfrentado desafíos y controversias, incluyendo la ruptura de coaliciones y problemas con reformas clave, especialmente en salud. La relación de Petro con los medios era tensa: tampoco lograba consolidar una “prensa alternativa”. A pesar de ello, se destacaron cambios (3), como el desmilitarizar la agenda gubernamental y un enfoque en reformas sociales y la paz total. Además, se promovió la diversidad racial en posiciones importantes. En cuanto a la corrupción, fue claro –en un primer momento- que su hijo debía responder por sus actos, diferenciándose de otros presidentes que los protegieron. Mencionamos la necesidad de un “acuerdo nacional” y que pudiera actuar más como estadista y menos como populista: Le sigue costando.
En la anterior columna (4) se veía como, en general, se evalúan sus primeros años: avances en inclusión, energía sostenible, acceso a educación, subsidios, esfuerzos pro paz total, etcétera, al lado de lo regular y lo negativo. Quien haya creído que les iba a ser fácil gobernar, vivían en otro país. Era esperable una gran oposición, más cuando Petro olvidó que, de no haber sido por sectores del centro -que luego ultrajó- y la actitud derrotista del rival, quien siempre creyó que “Gustavo” debía gobernar y no él… Jamás hubiera ganado. Hoy tiene más de la mitad del país en contra. Pero, su mayor negativo no ha sido ese, sino el “todo vale” con el que ganó: lo ha perseguido, persigue y perseguirá…
El mayor dolor en la izquierda (racional), frente al gobierno es la corrupción. Estaban dispuestos a apoyar su primer presidente, pasara lo que pasara, pero jamás en temas como los que se conocieron con el “todo vale” de sus jefes de campaña en la costa caribe: Nicolás Petro, Bennedeti (y Sarabia). Y los que continuaron con la denunciada orden de comprar presidentes del congreso y congresistas con tal de pasar reformas que ni así pasaron: otra vez el “todo vale”. Pasando por el arbitrario interrogatorio ordenado a una humilde señora del servicio doméstico ¿o lo olvidaron? Entre otros. Algunos se consuelan diciendo que al menos se denuncian –que ya ha sucedido- o peor, diciendo que la derecha ha actuado igual, lo cual es cinismo puro, pues entonces ¿para qué CAMBIO? ¿cuál es la diferencia?
Gustavo deja de jugar a la política y empieza a gobernar con integridad y acciones contundentes para transformar el país, antes de que la paciencia del pueblo vuelva a agotarse: Consolida la agenda social; mejora la vida rural; céntrate en la seguridad integral; Fortalece con hechos, no con trinos, la eficiencia y transparencia institucional; Prioriza la estabilidad económica; Equilibra la transición energética; Aterriza los diálogos de paz; Busca consensos en políticas ambientales; Fomenta alianzas público-privadas (Concesiones viales mixtas, por ejemplo); Mantén la estabilidad en el gabinete; Prioriza una agenda legislativa concreta; Consolida la política exterior pragmática, en fin: En-fó-que-se ciudadano Presidente, en lograr resultados tangibles y dando ejemplo de diálogo, equilibrando el cambio con la estabilidad, en pro de una Colombia “potencia de la vida”.
(1) https://ciberplural.blogspot.com/2023/06/que-esperar-de-petro-1.html
(2) https://orlandoparragopinion.com/2023/10/30/petro-ano-uno/
(3) https://orlandoparragopinion.com/2024/02/03/que-cambia-con-petro-2/
(4) https://orlandoparragopinion.com/2024/08/08/petro-2022-24-1/