PÉSIMO INICIO DEL MOIR EN DEBATE POR CANDIDATURA PRESIDENCIAL 2018
Por el peor camino, los dirigentes del MOIR, inician la controversia que de hecho han planteado contra el ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro, en un inocultable afán de descalificar al dirigente progresista como posible candidato de unidad de las fuerzas y partidos de oposición, a la Presidencia de la República en el 2018. Buscando, como lo hemos visto desde el año anterior, despejar ese camino para su máximo representante político, el Senador Jorge Enrique Robledo.
Para quienes hemos sido testigos, y también protagonistas, de los procesos de oposición surgidos en Colombia, por lo menos en los últimos 30 años, no son secretas las profundas diferencias que han existido entre Petro y Robledo, que para el caso es lo mismo decir entre Petro y el MOIR, diferencias que más allá de lo político se agudizan en terrenos ideológicos y que se agravan por el carácter caudillista que los caracteriza a los dos, y sobre el cual, las pruebas sobran. Caudillismos que han trascendido a las organizaciones de las que han hecho parte, logrando inclusive impactar en su gestión pública.
Para no dejar en el aire este aspecto, menciono como ejemplo las dificultades de Petro para consolidar una organización política estable, con proyección colectiva, y las controversias que obligaron a personas valiosas y claves a abandonar importantes cargos en la Alcaldía de Bogotá, como Antonio Navarro o Daniel García Peña entre muchísimos otros. Y en el caso del Senador, para nadie es un secreto que al interior de su organización es asumido más allá de caudillo, casi como el jerarca de una iglesia, al punto que todos somos testigos del esfuerzo que muchos de sus dirigentes nacionales y regionales hacen para no producir una opinión, o cambiarla, sino hasta que esta sale de los labios del ilustre Senador, eso lo vimos en actuaciones frente al proceso de paz, en las actuaciones electorales de los últimos períodos, inclusive estos afectos se asimilan a un inconmensurable culto a la personalidad, lo que se refleja en el afán de sus pupilos por imitar sus poses, sus dichos, sus gestos y hasta el tono de su voz en las intervenciones públicas. Esto último no lo critico, ni más faltaba ser irrespetuoso frente a los desarrollos particulares de cada personalidad, pero si lo dejo como prueba de mi caracterización de caudillos, a la que hago referencia.
Tornando al punto, respetable es el derecho que a los dos personajes les asiste para presentarse como candidatos presidenciales en el 2018, que convoquen a una amplia franja de opinión desde la izquierda y la alternativa democrática contra al actual modelo y régimen político y social. Pero ese derecho los obliga a emplear mecanismos diferentes a los que utiliza la política tradicional, que sin mayores argumentaciones siempre busca la descalificación del contradictor. Y en eso, es precisamente en lo que están cayendo los señores del moir. Pruebas?
- De manera especial en los últimos meses hemos visto declaraciones del Senador Robledo sobre el caso de humedales, donde desconoce el trabajo de Bogotá Humana con el tema del medio ambiente, hoy reconocido a escala planetaria por varias distinciones realizadas al ex alcalde.
- Igualmente, de manera que contradice la reconocida rigurosidad argumentativa del Senador Robledo, en una declaración apasionada culpó a Gustavo Petro de la derrota en las elecciones a la alcaldía de la candidata del PDA, Clara López, respaldada por la UP, el PCC y otras fuerzas.
- El colmo de la mezquindad política lo produce el reconocido dirigente nacional del moir Aurelio Suárez Montoya, en un artículo publicado en El Espectador el pasado 29 de diciembre y que puede consultarse en la página oficial de su partido político[1]. En este escrito, y con poca originalidad, emulando las críticas de María Isabel Rueda, de Darío Arimendy que no cesó con su mordaz lengua de atacar cualquier gestión del alcalde, con una pasión que pocos pueden entender y de tantos otros columnistas de la prensa radial y escrita, adscritos a los representantes del poder económico y político actual, el ex candidato a la alcaldía de Bogotá (2011), se muestra como un columnista superficial, contrariando su reconocida rigurosidad cuando se adentra en profundos artículos relacionados con los acontecimientos económicos.
Aurelio Suárez, quien obtuvo unos modestos 31.620 votos frente a los 723.100 votos de Gustavo Petro, empieza por no reconocer que ni siquiera el potencial de afiliados al Polo Democrático le brindamos su apoyo, lo cual no solamente se debe a las consecuencias derivadas de la gestión de las joyitas de los hermanos Moreno, sino a que como candidatos y organizaciones que representan (en su caso al moir, más que al diluido PDA), el pueblo bogotano, reconocido hasta entonces por su vocación al debate de opinión, precisamente opinó en favor de Petro y no de Aurelio.
Mientras Petro acumula más de 10 reconocimientos nacionales e internacionales, incluido el que recibió en Londres en septiembre de 2013 en liderazgo climático y ciudad, además del reconocimiento por haber salvado los pocos humedales que anteriores administraciones le han dejado a Bogotá, el señor Aurelio Suárez se despacha contra supuestos incumplimientos en movilidad y terminación de trans milenio.
Suárez le critica a Petro no haber logrado el mínimo vital gratuito de acueducto para el estrato 3, pero no reconoce que fue el único alcalde que lo garantizó para los estratos uno y dos.
Mientras la UNESCO, no solamente reconoce la gestión de Petro en temas de educación pública, atención a la niñez, mejora del nivel de vida de los sectores sociales más pobres de la capital, sino que además recomienda al nuevo alcalde continuar con esta obras, al señor Aurelio Suárez, solamente le queda tinta para criticar los supuestos incumplimientos en materia social y hasta los denomina “uno u otro programa “social”” con que “se oculta el enorme desaire a la “conciencia ciudadana”” (que cantidad de comillas a las que me obliga don Aurelio)
Son muchísimas otras, las mal intencionadas inconsecuencias del articulista, para nada significaron las gestiones para recuperar el Hospital San Juan de Dios, o la inauguración del hospital del Tintal en ciudad Kennedy, obra que tuvo tanto problema por efecto de la corrupción desatada en el gobierno de Samuel Moreno, a quien de manera particular el moir apoyó y defendió hasta que las evidencias fueron inocultables.
Tampoco tienen importancia para el columnista del moir los avances en materia de cultura ciudadana, contra el maltrato animal, o los incentivos al uso masivo de la bicicleta, o las trascendentales mejoras urbanas como la ahora muy presentable carrera 7, entre la Plaza de Bolívar y la Avenida Jimenez, que se convierte en la sala de recibo de la capital colombiana.
Y absolutamente para nada, ni siquiera por solidaridad de clase, don Aurelio Suárez hace mención a todas las dificultades jurídicas que Gustavo Petro debió, y aún debe enfrentar, por la guerra desatada por el Procurador Alejandro Ordoñez, quien en una actitud de confrontación, más política que jurídica, se empeñó contra el ex alcalde de Bogotá, gestión criticada y condenada por todos los sectores democráticos. Resaltamos el apoyo popular que le permitió a Gustavo Pertro continuar su obra, en medio de las enormes dificultades y sin desfallecer en su programa de Bogotá Humana, que bien le dan el derecho por proponer un programa para una Colombia Humana.
No señores del moir, esa no es la forma que una organización que se dice democrática, debe emplear para abrirle camino a una posible candidatura de su jerarca. Fraternalmente los llamo a realizar un ejercicio de real autocrítica, para que ustedes como fuerza mayoritaria y casi única del Polo Democrático Alternativo, en conjunto con todas las demás fuerzas y partidos de oposición que convivimos en Colombia, aún con el concurso de las fuerzas insurgentes -si finalmente se firman los acuerdos que les permita hacer parte de las controversia política – electoral -, podamos construir un Verdadero Frente Amplio por una Nueva Colombia, soberana y autónoma donde se construya la Paz con Justicia Social, como es el querer consciente o inconsciente de las mayorías explotadas y las comunidades desarraigadas por las políticas neoliberales impulsadas por el imperialismo y agenciadas por los empresarios criollos.
LUIS ERNESTO LÓPEZ RUANO
Un militante de la izquierda nacional.
[1] http://aureliosuarezm.co/balance-de-bogota-2012-2015-del-dicho-al-hecho/