La huelga de hambre que adelantan hace 14 días cinco empleados públicos, de los cuales tres son madres cabeza de familia, proseguirá por tiempo indefinido. La decisión se tomó esta mañana pese al pronunciamiento de la Comisión Nacional del Servicio Civil, en el sentido de que las pruebas para proveer cargos públicos en el Valle del Cauca se realizarán el 8 de septiembre próximo.
El oficio de la presidenta de la CNSC, Luz Amparo Cardoso Canizalez, donde se anuncia la continuidad del proceso, responde a la serie de recomendaciones de la Procuradora Delegada para la Preventiva de la Función, Liliana Caballero Durán, quien expuso las presuntas inconsistencias de la convocatoria 437 de 2017, denunciadas por los sindicatos Sintraserpcol y Sugov, cuyos soportes hicieron llegar al Ministerio Público.
El pronunciamiento de las organizaciones sindicales ha sido secundado por el senador, Alexander López y los representantes a la Cámara, Gustavo Padilla y Cristian Garcés, quienes a su turno, hicieron denuncias. Todos coinciden en que la convocatoria no reúne garantías para los participantes.
No hemos perdido la batalla
“No hemos perdido la batalla. La huelga de hambre sigue. Estaremos aquí en la carpa el domingo próximo, cuando millares de vallecaucanos estén en los exámenes. Lo hacemos por convicción, porque quedarán en la calle seis mil personas y los que son nuevos como aspirantes, participan en desigualdad de condiciones para ellos.” Roberto Perdomo Lara lo dice con la misma determinación de Ícaro cuando se lanzó desde una enorme altura con dos alas intentando llegar al sol. Es un convencimiento que va más allá de las circunstancias. “Las pruebas son contundentes, no de otra manera se hubiera pronunciado la Procuraduría General de la Nación”.
“Pero más allá de eso —asegura Yecid González Sabi, dirigente del Sugov—, es que si prosiguen con las pruebas y revientan las demandas, tendrán que indemnizar a quienes habiendo participado de la convocatoria 473, decidan demandar. En otras palabras, se les aparecerá la virgen y quienes tendremos que pagar somos los colombianos”.
El dirigente sindical, como la mayoría de quienes apoyan la huelga de hambre, es empleado de carrera administrativa, pero apoya la actividad por considerar que vulnera los derechos de la gran mayoría, por las inconsistencias que hay en el proceso.
Para Luis Alfonso Domínguez: “Llegar hasta aquí nos permitió visibilizar una serie de irregularidades que se mantenían escondidas, que limitan la transparencia en las pruebas y que excluyen a muchos de los participantes, ya que hay denuncias sobre casos específicos que quieren desestimar”.
A ellos y a las madres cabeza de familia que se lanzaron a esta titánica gesta desde el 22 de agosto, se les nota el agotamiento. Los días son particularmente calurosos, en plena Plaza de Cayzedo, hasta el punto que si alguien dejara caer un huevo en el pavimento, se freiría en cuestión de segundos. Estas condiciones climáticas aceleran su deshidratación, como se los han advertido los paramédicos que dos veces por día monitorean su estado de salud. En las noches, con el sofoco reinante, resulta imposible dormir.
Una huelga singular
Es la primera vez en la historia reciente que una huelga de hambre concita la participación de congresistas de izquierda y de derecha, aún cuando —por supuesto—no han faltado los candidatos a la alcaldía de Cali que se arriman pretendiendo sumar votos. Dejan un discurso veintejuliero y hojas volantes con su número en el tarjetón… pretendiendo pescar en río revuelto.
¿Lo más duro? Que en los alrededores de la carpa donde se desarrolla esta actividad, y en la cual cinco personas deliran por la falta de alimentos, se cuelan olores de toda suerte de comidas que se venden sin control alguno en la Plaza de Cayzedo, convertida por la indolencia local en un mercado persa.
“Hace pocos días, desconociendo lo que pasa, se acercaron a la carpa vendedores de frituras, ofreciendo promoción de papas rellenas, chorizos y empanadas. Para los huelguistas fue una tortura y hubo que decirles que se fueran pronto”, relató José Mario, al hacer una retrospectiva de los avatares de estos días de protesta.
Roberto Perdomo Lara, presidente de Sintraserpcol, resaltó que alrededor de lo que llaman carpa de la resistencia, se han sumado cada día más personas. Lo que comenzó como una protesta de unos pocos, se ha vuelto una bola de nieve que ha despertado interés fuera del Valle del Cauca porque se podría replicar en otros lugares del país, donde igual, existen inconsistencias en las convocatorias.
¿Hambre? “Para nada. Con el paso de los días, se pierde la ansiedad por consumir alimentos”, señaló Perdomo en la entrevista esta mañana, de cara a preparar la nota para Las2Orillas. Es sindicalista, padre de familia y ministro evangélico ordenado. Otro de los elementos que hacen esta huelga muy singular…