En este país “del Corazón de Jesús”, en este “Macondo” pasa de todo con la clase política y cuando uno cree que se agoto la capacidad de asombro aparecen perlas que vuelven a rescatarla para repetir la ya lapidaría frase de que: “los pueblos se merecen los gobernantes que tienen”. Eso exactamente es lo que sucede en Rionegro con el Honorable Concejo Municipal y el circo que armaron alrededor del nombramiento del Personero Municipal. Para ponerlo en palabras sencillas de entender a los lectores y para que se hagan a una idea clara de la situación, voy a explicarlo de la siguiente manera:
Una Ley de la República, la 1551 del 2012, obliga a los concejos municipales a hacer un “concurso público de méritos para la elección de Personero Municipal”, porque ese cargo era nombrado antes del 2012 o de la Ley 1551 a dedo, ósea que la persona nombrada para el cargo no era independiente y por lo tanto su labor de control no se realizaba.
Para cumplir con la Ley, el Honorable Concejo de Rionegro contrato a una Entidad de bolsillo llamada Ani-Omega Ltda, dedicada a la investigación y asesoría forense y criminalística, pero muy poco conocida en los concursos públicos de méritos. Esa empresa fijo conjuntamente con la Mesa Directiva las reglas de juego del concurso, al que se presentaron varios candidatos. Entre otros, quien fungía en ese momento como Personero en ejercicio ungido por la coalición mayoritaria del Honorable Concejo y la clase política de Rionegro para ganar el concurso de méritos.
Para sorpresa de todos, el “ungido” candidato de la coalición mayoritaria perdió, como lo demuestran las actas de resultados del concurso, con el abogado John Fredy Osorio Pemberty, un aparecido para la clase política de ese municipio y quién no garantizaba el silencio y la lealtad necesarias para que se hiciera lo que se quisiera, sin el control necesario. Y Ahí, en ese momento, en ese preciso instante, empezó a salir a flote el carisma, el don, que tiene nuestra clase dirigente para hacerle “conejo” a la Ley, sin importar mucho el daño que se cause. Se inventaron de inmediato, claro los Honorables Concejales con sus asesores, una prueba adicional que no había sido parte de las reglas de juego iniciales y que por supuesto no tenia otro objetivo que salvar al “ungido” de la catástrofe sufrida y a la clase política local de la posibilidad de que un “desconocido” empezara a hacer control real de sus actuaciones publicas.
El Tribunal Administrativo de Antioquia, el Consejo de Estado y una Juez de la República fallaron la ilegalidad de ese “Chanchullo”. Sin embargo, ni el Honorable Concejo, ni la clase política estaban dispuestos a acatar la Ley y a permitir que el “ungido” se ahogara en las marañas de los fallos judiciales y se inventaron un nuevo concurso, donde por arte de magia le aparecieron al “ungido” treinta puntos adicionales, que se habían embolatado en “un error de transcripción” y fue nuevamente nombrado, con bombos y platillos, como Personero Municipal el “Ungido” Carlos Andrés García Castaño, mediante Resolución 003 del 2017 .
Por quinta vez, esta semana una Magistrada del Tribunal Administrativo de Antioquia declaro la NULIDAD del nombramiento del Personero Municipal de Rionegro y dejo sin piso el “chanchullo” con el que él Honorable Concejo pretendió imponer a su “ungido”. Lo que no dimensionó el Honorable Concejo y sus miembros es el enorme daño que le han causado al Municipio, a la comunidad, a sus partidos políticos y a la política en general; primero, han dejado al garete la protección de los Derechos Humanos a los habitantes de Rionegro, porque con el circo que se armaron la Personería Municipal no tiene ninguna autoridad moral para obrar públicamente. En segundo lugar, todos los Concejales que han votado reiteradamente por el “chanchullo” están en el ojo del huracán dado que la Magistrada ha “compulsado copias” a la Fiscalía y la Procuraduría para investigar penal y disciplinariamente este incidente y por último, la credibilidad del Concejo Municipal esta por el suelo con este circo en él que, como dice la biblia: perderán “setenta veces siete”.