Estimaciones del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana muestran que los hogares con menos ingresos destinarían un mayor porcentaje de estos al pago de impuestos saludables (3%) frente a los hogares con mayores ingresos (0,07%).
La reforma tributaria aguarda sanción presidencial. El proyecto, que sufrió algunas modificaciones a su paso por la Cámara de Representantes y el Senado de la República, está cerca de convertirse en Ley de la República.
El Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana publicó el Informe final sobre el proyecto de Reforma Tributaria para la igualdad y la justicia social, que presenta lo aprobado y estima, a partir de cálculos propios, los efectos que tendría en los bolsillos de los hogares.
Una de las medidas analizadas es la de los llamados impuestos saludables, que cobran una tarifa al consumo de bebidas azucaradas con más de 6 gr de azúcar por cada 100 ml de líquido, y a una lista de alimentos ultraprocesados, a los cuales se les ha adicionado sodio, azúcares o grasas saturadas.
Los impuestos saludables
Como medida para desincentivar el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, la reforma tributaria dio paso al cobro de impuestos a una lista de productos incluidos en estas categorías.
Si bien el Observatorio se muestra a favor de tales impuestos, por considerar que a largo plazo pueden contribuir a reducir el sobrepeso y la obesidad y, por lo tanto, los recursos públicos y privados que se requieren para atender este tipo de problemas de salud, señala que se trata de un impuesto regresivo, pues se cobrará sin tener en cuenta los ingresos de las familias ni las capacidades de pago.
De acuerdo con el Observatorio, “el temor radica en que, en el corto plazo, el incremento de precios en bebidas azucaradas y alimentos ultra procesados o con alto contenido de azúcares afectaría en mayor medida a las personas de menores ingresos”.
Efectos de los impuestos saludables
Desde que empezó a ser discutida en el Congreso de la República hasta que pasó a sanción presidencial, la reforma tributaria pasó de tener una meta de recaudo de $25 billones a una de $20 billones.
Por su parte, el recaudo esperado en 2023 por concepto de impuestos saludables y ambientales pasó de $2,5 billones a $0,8 billones, cifra que aumentará en los tres años siguientes.
De acuerdo con el informe del Observatorio, impuestos como los saludables y ambientales tienen efectos a corto y largo plazo: “En el corto plazo, los impuestos encarecen algunos de los bienes consumidos de los hogares. Si se encarecen lo suficiente, es de esperar que se reduzca el consumo de estos bienes”. Y agrega: “si la reducción en el consumo de los bienes se hace efectiva, en el largo plazo se esperarían unos beneficios en términos de las condiciones de salud de los hogares”.
No obstante, señala que "desafortunadamente, la reforma no estuvo acompañada de estudios técnicos estimando el impacto sobre el consumo y sobre la salud".
Hogares con menos ingresos verán más afectado el bolsillo
Ante esta situación, el Observatorio elaboró una simulación sobre el recaudo en relación con los ingresos y el gasto de los hogares. Al respecto, encontró que “los hogares más pobres [ingresos mensuales de $171.077] necesitarán de $5 mil mensuales adicionales para continuar con los mismos patrones de consumo”. Ese incremento en el gasto representa el 3% de los ingresos y el 0.4% de los gastos mensuales.
En cambio, los hogares con mayores ingresos (ingresos mensuales de $27.169.482) verán aumentados sus gastos en $19 mil mensuales. “Este dinero adicional representa el 0.07% de sus ingresos y el 0.15% de sus gastos”.
Sin embargo, y a pesar del incremento en los gastos de los hogares, el informe señala que el impuesto no sería suficiente para tener un efecto “saludable”. Según el Observatorio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el impuesto debe ser al menos del 20% para que tenga un impacto efectivo en la reducción del consumo. Al no gravar con más fuerza los productos alimenticios incluidos en la Reforma Tributaria, es muy probable que los consumidores sigan comprándolos, señala el OFJ.
Finalmente, y en relación con los impuestos a las bebidas azucaradas, las estimaciones de la entidad revelan un aumento cercano al 3% en el precio de los productos con bajo nivel de azúcar y del 6% para los productos con alto nivel para finales de 2023. Además, se tiene previsto que estos impuestos aumenten de manera progresiva para el 2024 y 2025.
“La preocupación en este punto consiste en que el impacto no sea lo suficientemente grande para disuadir a los consumidores de dejar de comprar este tipo de productos. En efecto, la OMS ha establecido que el diseño apropiado para este tipo de impuestos debe incrementar el valor de su venta en al menos un 20%”, concluye.
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