Perseguido tres veces
Opinión

Perseguido tres veces

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julio 02, 2013
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Más de un año después, la imagen sigue siendo dramática. Es la noche del miércoles 16 de mayo de 2011 y los canales de televisión locales e internacionales no cesan de mostrar la llegada a Bogotá, detenido y humillado, del exdiputado Sigifredo López. La cara del político solo muestra una cosa: está a punto de perder el control por el pánico.

Unas horas antes, Sigifredo había sido apresado en Cali como presunto instigador del secuestro de 11 de sus compañeros de trabajo de la Asamblea de Valle del Cauca. También la Fiscalía le acomoda el asesinato de un agente de la Policía aquel aciago 11 de abril de 2002 cuando los bandidos de las Farc (que ahora buscan impunidad también por estos hechos) asaltaron la duma vallecaucana.

Solo a un grupo de funcionarios frustrados de la Fiscalía se le podía pasar por la cabeza que alguien haya sido capaz de someterse a un secuestro voluntario de siete años y aparecer a su regreso (febrero de 2009) envejecido, desdentado y enfermo. ¿Acaso se les ocurrió a esos investigadores que este video del Canal RCN fue montaje de Sigifredo con sus dos hijos (http://www.youtube.com/watch?v=5C1h9SmP5O4)?

Pero la Fiscalía dijo en ese momento que tenía en su poder una prueba reina, irrefutable, contundente, demoledora. Se trataba de un video hallado en los computadores de alias Alfonso Cano, el otrora jefe de las Farc abatido por la fuerza pública en noviembre de 2011 (a propósito, qué poco sabemos de ese computador...). En la filmación se escuchaba la voz de un hombre que les daba instrucciones a otros sobre cómo debía ser el asalto a la Asamblea del Valle. De pronto, el expositor se mueve y el perfil de su cara queda expuesto en la grabación. Resultado: Sigifredo sale de Guatemala ¡pa "Guatepior"!

Según análisis hechos por la Policía Judicial o Dijín, ese hombre podía ser Sigifredo López. En cuestión de una semana, gracias a entrevistas de medios de comunicación, esa prueba “irrefutable” de la Fiscalía empezó a desmoronarse, entre otras cosas, porque guerrilleros de las Farc, detenidos en cárceles, aseguraron que el hombre que hablaba en el video era en realidad alias JJ, un personaje siniestro que años atrás había sido muerto por la fuerza pública.

Hasta este punto de la historia, la Fiscalía tenía mecanismos de defensa para asegurar que el arresto de López había sido legal y no un montaje (lo digo en gracia de discusión, porque mi opinión sincera no es tan dulce). El problema surgió cuando el propio ente investigador se dio a la tarea de conseguir testigos contra Sigifredo que, finalmente, resultaron siendo falsos y carentes de cualquier coherencia.

Uno de ellos, por ejemplo, sostuvo que estando en cautiverio Sigifredo llamó al entonces presidente Andrés Pastrana para pedirle que diera la orden de parar un bombardeo en una zona donde estaba él y otros secuestrados. La Fiscalía, curiosamente, nunca se tomó la tarea de preguntarle al exmandatario si lo de la llamada de Sigifredo había sido verdad.

Lo cierto es que al final, y con base en las aseveraciones de esos testigos falsos, el 20 de junio de 2012 la Fiscalía afectó a Sigifredo con medida de aseguramiento. Pero pasó una cosa extraña: pese a la gravedad de los delitos que le imputó en el auto de detención, la Fiscalía le concedió a Sigifredo el beneficio de la casa por cárcel. En cuestión de horas, varios periodistas hicieron contacto con el expresidente Pastrana y le preguntaron si aquella historia de la presunta llamada de Sigifredo había sido cierta. Su respuesta fue contundente: no. El proceso contra Sigifredo, en consecuencia, empezó a caerse a pedazos.

Tres meses después de estar detenido, la Fiscalía revocó la medida de aseguramiento contra Sigifredo y tiempo después optó por archivar definitivamente la investigación, no sin antes prometerle que iba a organizar un acto para ofrecerle excusas públicas por lo sucedido, lo que en efecto ocurrió a mediados de octubre del año pasado en un evento encabezado por el propio fiscal general Eduardo Montealegre.

Aunque han pasado 13 meses desde aquel episodio infame contra Sigifredo, su caso no ha perdido relevancia y sigue apareciendo en los titulares de prensa. Así, por ejemplo, actualmente la jefa de fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia, Martha Lucía Zamora, es objeto de una investigación disciplinaria en el Consejo Superior de la Judicatura por su papel protagónico en un caso que no solo hará parte de la historia universal de la infamia, sino que debería convertirse en un referente para las facultades derecho, para ejemplificar a los estudiantes lo que sucede cuando se hace política con el código penal, y los estragos de la aterradora política de detener antes de preguntar.

No conozco personalmente a Sigifredo López pero no tengo duda de que es un ciudadano de bien, un hombre tan humilde que desde que recuperó la libertad ha manejado un bajo perfil y en ningún momento se ha ido lanza en ristre contra los funcionarios que le produjeron ese irreparable daño, bajo perfil que no comparto porque la infamia fue supina y el debate lo trasciende, pero es su decisión.

Lo máximo que ha dicho Sigifredo es que su organización Defensa de Inocentes va “a solicitar a la Procuraduría que revise todas las actuaciones de la fiscal Zamora donde ha habido casos de falsos testigos, porque todos los elementos probatorios nos muestran que ella puede ser directora de una fábrica de testigos que le ha causado muchísimo daño al país”.

Pero vaya sorpresa: la fiscal Zamora, no sin antes dudar de su inocencia como eventual instigador del secuestro de los 11 diputados asesinados por las Farc, le respondió a Sigifredo con una denuncia penal por calumnia e injuria porque, en su concepto, las declaraciones del exdiputado le han hecho daño a su buen nombre y al de la Fiscalía misma.  Se le pasó por alto a la doctora Zamora que ella aún ostenta uno de los más altos cargos de la Fiscalía y que Sigifredo es un ciudadano de a pie. Qué, descaro, y qué miedo, en especial considerando que ella todavía hace parte del ente investigador.

Señor Fiscal General: ¿Usted que de buena fé la empoderó: no será hora hora de tomar cartas en el asunto?

 

El mundo al revés. Como van las cosas, no sería extraño entonces que Sigifredo vuelva a la cárcel.

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